Mientras el grueso del régimen macrifascista estaba concentrado en el supermartes financiero, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, buscó cerrar otro frente y visitó a Luis Barrionuevo para tratar de conseguir apoyo para el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
El lugar del encuentro ya fue un síntoma del momento político. Barrionuevo jugó de local en el sindicato de Gastronómicos, adonde el ministro fue a tratar de recomponer un lazo que comenzó muy aceitado con la asunción de Mugrizio Macri Blanco Villegas y se fue deteriorando.
Según trascendió, en la reunión el ministro trató de garantizar un escenario tranquilo en medio de la negociación con el FMI y ante la amenaza de una escalada sindical contra el acuerdo. Pero también habría tratado de buscar una línea de acercamiento con Hugo Moyano.
La reunión muestra que el régimen necesita un acercamiento con Barrionuevo y Moyano, un vínculo que se rompió cuando el hijo bobo de Franco Macri echó a Ezequiel Sabor, furioso por una marcha de la CGT. Las consecuencias de esa decisión se ven hasta hoy con la complicación del vínculo con ex jefes de la central sindical.
La amenaza más concreta es el acto contra el acuerdo con el FMI y los tarifazos que preparan Pablo Moyano y los gremios aliados para el próximo 25 de mayo y que podría ser el preludio de un paro nacional. A esa convocatoria prevén sumar a distintos sectores de la oposición y no descartan sumar a las otras vertientes de la CGT, el barrionuevismo y "los Gordos".
La reunión de Triaca y Barrionuevo parece un intento para volver a aislar a Moyano aunque el proyecto de reforma laboral enviado al Senado por el oficialismo, las posibles exigencias del FMI en materia laboral y la disparada inflacionaria (luego de que la mayoría de los gremios aceptó el tope del 15%) no ayudan a calmar las aguas en el sindicalismo más cercano a la Rosada.
Pero el acercamiento a Barrionuevo es también una forma de acercarse a Moyano padre, que siempre juega a mantener una posición más cauta que su hijo Pablo, aunque es evidente que actúan en tándem. El gastronómico y el jefe de los camioneros también se mueven juntos en función de sus necesidades, más allá de algún cortocircuito público.
El dato político es que el régimen macrifascista necesita acordar con Moyano y Barrionuevo para mantener la calma sindical, lo que significa que no alcanza con la paz que le garantizan "los Gordos", que todavía no pudieron hacerse de control formal de la CGT.
La idea del macrifascismo sería incluir a la CGT en el "gran acuerdo nacional" convocado por Macri Blanco Villegas y Peña Braun Menéndez, forzados por la necesidad de un ajuste mayor. Es que por más que cierre el acuerdo político con el peronismo dialoguista, la Rosada necesita también paz social para tiempos que se avecinan complicados.
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