Afirman que ante el aumento de los precios y las tarifas, las personas con tendencia a padecer este trastorno “ven agudizado su cuadro”. Asimismo, quienes “no tienen predisposición” pueden sufrir altos niveles de estrés.
La incertidumbre económica, el aumento del dólar y de las tarifas, el incremento de las tasas de interés, las negociaciones con el FMI y la baja del consumo generan un aumento de casos de ansiedad, angustia y estrés, aseguran desde el Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA).
“Solo basta con prender la televisión y ver las variaciones del dólar, recibir una factura de servicios o ir al supermercado y ver el aumento de las cosas y sentir que el dinero no alcanza para que aquellas personas con tendencia a sufrir trastornos de ansiedad vean agudizado su cuadro”, afirma la directora de CEETA, Gabriela Martínez Castro.
El complicado panorama económico genera una gran angustia en la población que afecta en distintos ámbitos de su vida. También en los estados publicados en las redes sociales, como Facebook, se puede observar la evolución del tema en estos últimos días.
Martínez Castro señala que si bien las más afectadas son aquellas personas que tienen una predisposición a sufrir trastorno de ansiedad, también “gente que no tiene predisposición puede desarrollar un cuadro de estrés importante, porque lamentablemente nadie escapa a este tipo de factores donde la economía sostiene los hogares y, en estos momentos, nadie sabe ‘a dónde va a ir a parar todo’, como dice más de uno”.
La crisis alcanza tanto a hombres como mujeres. Si bien las mujeres llevan las de perder debido a que les juega en contra la sobrecarga de roles y desigualdad de género. No obstante, a las consultas acuden tanto hombres como mujeres en igual medida, señala la profesional.
Es de destacar que no es malo sentirse ansioso, ya que como aclara la psicóloga “todos tenemos ansiedad, porque es algo corriente en los seres humanos”, pero la misma debe moverse dentro de determinados parámetros para que sea benévola.
“Cuando supera límites normales, la ansiedad comienza a ser un problema porque produce un deterioro en la calidad de vida de la persona, y es ahí cuando estamos frente a un trastorno”, señala.
La incertidumbre en la economía deriva en problemas en el trabajo, al no saber qué pasará con el empleo; en el hogar, por los gastos excesivos; en la vida cotidiana, de familia. Aumenta la angustia, el mal humor, las discusiones, la gente está más irritable, menos tolerante.
Según su experiencia en casos de esta índole, Martínez Castro recomienda que las personas que sufren este problema, antes que todo, no deben perder la calma e intentar afrontar la situación de la manera más realista posible. También se debe trabajar sobre los pensamientos negativos que pueden dar lugar a un trastorno de ansiedad.
Por otra parte, en casos más severos, la licenciada sugiere someterse a un tratamiento de tipo breve, cognitivo-conductual, en el que se trabaja focalizadamente y se ven resultados en cortos períodos de tiempo.
Dependiendo la situación se puede acudir a una interconsulta psiquiátrica, con el fin de suministrar al paciente pequeñas dosis de medicación, pero con el objetivo de retirarlas al corto plazo. El fin del tratamiento es devolver en pocos meses al paciente la calidad de vida que antes tenía.
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