El encuentro virtual de presidentes evidenció que el diálogo entre los países miembro está cruzado por el debate acerca de los aranceles externos. El contrapunto de visiones quedó de manifiesto en distintos momentos de la cumbre.
El presidente Alberto Fernández destacó ayer, al conmemorarse el 30° aniversario de la firma del Tratado de Asunción, que es un “honor” para Argentina formar parte del Mercosur, y dijo que quienes piensen que el bloque regional es un “lastre” se pueden tomar “otro barco”, en respuesta a los reclamos de “flexibilización” comercial que durante el encuentro realizó su par uruguayo, Luis Lacalle Pou.
El mandatario argentino, que además es presidente pro tempore del bloque regional, había abierto el encuentro trazando un "balance honesto" en el que repasó, según sus palabras, los "logros alcanzados, las deudas pendientes, y desafíos", pero los discursos posteriores de sus pares hicieron que usara el cierre para exponer su punto de vista respecto de las normas comerciales que rigen al Mercado Común del Sur.
"Si nos hemos convertido en una carga, lo lamento. No queríamos ser una carga para nadie. Terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad. No queremos ser lastre de nadie. Si somos un lastre, que tomen otro barco. No somos lastre de nadie, es un honor ser parte del Mercosur", dijo para dar cierre al encuentro.
Minutos antes, el ultraderechista brasileño Jair Bolsonazi, en un breve y formal discurso, pidió implementar las medidas para facilitar la inserción del bloque en las "cadenas mundiales de valor" a través de "reglas que valoren el clima de negocios".
Brasilia redujo en los últimos días aranceles de importación "de manera unilateral, que complican a los socios del bloque", según explicaron fuentes gubernamentales argentinas.
Sin embargo, sorprendió la vehemencia del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, quien afirmó que su Gobierno "no está conforme" con las condiciones actuales y que genera "frustración" la imposibilidad de avanzar en acuerdos extraregionales.
Desde Montevideo se habló de una "flexibilización" comercial, pero llamó la atención que Lacalle Pou afirmara de manera frontal que las condiciones actuales son un "lastre" y un "corsé" para el desarrollo uruguayo.
Esos conceptos tienen un trasfondo concreto que se traduce en el debate por el Arancel Externo Común (AEC), la "barrera" arancelaria que todos los países del bloque adoptan ante mercados extranjeros y que, según las palabras introductorias del presidente argentino, "está en revisión".
Las disputas sobre los aranceles del Mercosur no son nuevas pero cobraron renovado impulso en los últimos meses y serán el tema central del encuentro de cancilleres que se realizará en abril próximo.
Al respecto, el titular del Palacio San Martín, Felipe Solá, sostuvo que Argentina está dispuesta a discutir los términos del AEC pero no dudó en sumarse a los reproches de Fernández contra los presidentes de los países socios al afirmar que “no correspondía” abrir el debate durante "una celebración".
“Los aranceles los vamos a discutir. No correspondía hacerlo hoy que es una celebración. Y los acuerdos con terceros países se van a discutir en esa mesa”, dijo Solá en diálogo con la prensa.
Un hito para América Latina
En tanto, Fernández había afirmado que el Mercosur había sido un “verdadero hito para América Latina” y reclamó una "visión pragmática que permita consensuar una agenda común: no una agenda para cada semestre, sino de mediano plazo, que trascienda urgencias políticas, fije prioridades y esté interrelacionada con la consolidación interna del bloque".
"Debemos estar orgullosos de lo que logramos con nuestra decisión política de dejar atrás viejas tensiones y optar en cambio por una estrategia de unidad y vocación integradora", dijo.
En esa sintonía, rescató que se alcanzaron consensos fundamentales como "el compromiso con la democracia", el respeto por los derechos humanos "como un valor esencial e irrenunciable para la convivencia"; y el reconocimiento a la "diversidad" de los pueblos.
El presidente argentino reiteró que el Mercosur "ha permitido avanzar desde una lógica de rivalidad hacia una de cooperación", y destacó que "fue y es un espacio catalizador de principios y valores compartidos, que ha favorecido la consolidación de las instituciones democráticas en la región y ha sentado las bases para dejar atrás el peligro de las dictaduras y los gobiernos de facto".
Asimismo, ponderó que "haya sido fundamental como plataforma de desarrollo económico y comercial", y recordó que "en 1991 creamos una zona de libre comercio para que nuestros bienes y servicios circulen sin restricciones, y también un arancel externo común", lo que "permitió que nuestro comercio creciera vigorosamente".
Señaló que los países que integran el bloque "impulsan un regionalismo solidario en materia política, económica y social" porque saben "que enfrentar las dificultades unidos" los hace "más fuertes".
"En este difícil momento de emergencia sanitaria global, agregaría también el concepto de regionalismo sanitario solidario", añadió Alberto.
Asimismo, propuso a sus pares crear un Observatorio de Calidad democrática que sea "una herramienta para el fortalecimiento de la gobernanza", un Observatorio para la Prevención de la Violencia de Género, y otro para "visibilizar los activos ambientales" de la región.
"Creo firmemente que somos capaces de reconocer lo mucho que se hizo, y lo mucho que falta por hacer. El trabajo por delante nos exige creatividad, generosidad y compromiso. Vamos por más Mercosur", finalizó el mandatario.
En el estrado montado en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada, acompañaron a Fernández el canciller Solá y el jefe de Gabinete de Ministros, Santiago Cafiero.
En el acto, además de los mencionados presidentes, hicieron uso de la palabra el mandatario paraguayo, Mario Abdo Benítez; el chileno Sebastián Piñera y el boliviano Luis Arce.