La pobreza avanzó al 32% de la población a fines de 2018 y la indigencia, a 6,7%, en un contexto de aceleración de la inflación, recesión y pérdida de empleo. Pero el dato más doloroso es que esa pobreza tiene mayor incidencia entre los niños, lo que deja una herencia pesada hacia adelante.
El 46,8% de los niños menores de 14 años son pobres. La cifra incluye a un 10,9% de indigentes, según el INDEC. Otro dato alarmante es que el total de niños pobres avanzó 18% respecto del segundo semestre de 2017. Y que pese a que el Estado mantiene un programa específico para asistir a los niños, la AUH, la cantidad de niños indigentes aumentó 43 por ciento.
Como resultado, 32,2% de los pobres son niños, según el relevamiento del organismo estadístico oficial entre los 31 centros urbanos. Al extrapolarlo al total de la población, la proporción trepa al 36%, unos 5 millones de chicos. Los menores están sobrerrepresentados en la población de pobres porque los menores de 15 años alcanzan el 25% de la población total.
"Lo que va jugando es cómo ajustan los ingresos de la población. Dado que aumentó la informalidad y la subocupación, los ingresos de los asalariados ha caído respecto de la inflación y se ha deteriorado el mercado de trabajo. Influye en la pobreza por edades porque los hogares con jefes asalariados son los que tienen fuerte preponderancia de niños", dijo Jorge Paz, investigador del Conicet y asesor de Unicef.
"El aumento de la indigencia en el universo al que está dirigida la AUH se debe a que los ingresos no alcanzan a cubrir el aumento de los precios, y el monto de dinero que destina el Estado no se actualiza según la cantidad de beneficiarios y la inflación", explicó Paz.
La pobreza entre los niños contrasta con la que se encuentra entre los mayores de 65 años, que pasó a 3,7% desde 3,2%. Indicaría que el ingreso de los jubilados no se deterioró tan claramente como el de los ingresos provenientes del trabajo. En tanto, es pobre entre 15 y 29 años el 28,7% y entre 30 y 64 años, el 35,4 por ciento.
"Es lo que se llama la 'infantilización' de la pobreza. Tiene un componente que algunos llaman de ´ciclo de vida´, y que es temporal: cuando una familia tiene un nuevo hijo, el mismo ingreso del hogar ahora se divide entre más miembros y eso puede hacer que el hogar caiga en la pobreza", sostuvo Leopoldo Tornarolli, investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, sobre un fenómeno que se observa en otros países, además de Argentina.
"En promedio los hogares pobres tienen más hijos, lo que se puede explicar por menor acceso a educación sexual y a servicios de control reproductivo, mayor aceptación de maternidad temprana, etc. Además, al tener más hijas las posibilidades de participación de la madre en el mercado laboral se reducen, lo que anula la posibilidad de una fuente extra de ingresos", agregó Tornarolli. "Se explica por la interrelación entre situación socioeconómica y patrones de reproducción de los hogares". El dato es preocupante porque deja una herencia de pobreza para el futuro.
"Esos chicos se van a hacer grandes. Y los que nacen en la pobreza tienen alta probabilidad de ser pobres cuando son adultos, porque tienen una educación deficiente, una salud que no es la mejor, probabilidad de embarazos tempranos, una alimentación insuficiente, y eso los pone en desventaja en la etapa de desarrollo y al ingresar al mercado de trabajo cuando son adultos", señaló Paz y agregó que "heredan una situación de pobreza de la que es difícil salir".
Pese al aumento de la pobreza en base al deterioro de los ingresos a fines de 2018, Unicef estima que su cálculo de pobreza multidimensional se habrá mantenido respecto del primer semestre del año pasado. Se entiende que quedarse sin vivienda o dejar de llevar a los chicos al colegio necesita más tiempo para que suceda ante el deterioro de los ingresos.
Por lo pronto, el 48% de los niños, niñas y adolescentes en Argentina es pobre, según Unicef, al considerar desde el acceso a una vivienda adecuada de los niños hasta la escolaridad.