martes, 26 de marzo de 2019

La detención de Temer duró menos que un pedo en una canasta: la (in)Justicia ordenó liberarlo

El ex presidente golpista brasileño está envuelto en diez casos de corrupción sobre los que hay evidencias inocultables. Al parecer, Temer llegó a pactar el cobro de coimas a futuro.


Un camarista de Río de Janeiro ordenó ayer la excarcelación de Michel Temer, cinco días después de su detención por un escándalo de corrupción inscripto en la causa Lava Jato.

Sospechado de encabezar una "asociación ilícita" que embolsó 520 millones de dólares ilegales durante cerca de cuarenta años Temer fue ingresado el jueves pasado en la Superintendencia de la Policía Federal de Río de Janeiro, tras ser arrestado en San Pablo.

El juez Iván Athie, del Tribunal Regional Federal II, de Río, determinó la libertad del político de 78 años y líder del derechista Movimiento Democrático Brasilño (MDB).

La decisión de Athie causó cierta sorpresa porque había trascendido que el análisis del recurso de los abogados defensores iba a ser realizado este miércoles por tres miembros del Tribunal Regional.

Cómplice de la trama que derrocó a Dilma Rousseff el ex gobernante ocupó el Palacio del Planalto entre 2016 y 2018, y el primero de enero pasado entregó la franja presidencial al capitán retirado Jair Bolsonazi.

Durante su breve arresto se negó a declarar ante los investigadores a cargo de la causa "Descontaminación", por el cobro de coimas a la empresa Engevix que participó en la construcción de la usina nuclear Angra III.

La prisión había sido ordenada por el juez federal Marcelo Bretas, responsable de Lava Jato en Río y un aliado del exjuez Sergio Moro que luego de ganar fama con esa megacausa fue nombrado ministro de Justicia y Seguridad Pública por Bolsonazi.

El arresto causó preocupación en los miembros del desgastado MDB y de otras fuerzas conservadoras que tienen peso en el Parlamento donde se debate la (contra) reforma previsional elaborada por el ministro de Economía Paulo Guedes, basada en el modelo aplicado por el dictador Augusto Pinochet en Chile.

La Bolsa de Valores de San Pablo sufrió dos caídas pronunciadas el jueves y viernes pasados cuando el dólar superó los 3,90 reales. Los sacudones bursátil y cambiario fueron leídos como indicios del nerviosismo del mercado ante el arresto de un político que fue funcional a la reformulación neoliberal del Estado continuada por la actual administración.

Tras la prisión se agravó la rebeldía de congresistas para tratar ese proyecto sobre el sistema jubilatorio que dejará a millones de ciudadanos a la intemperie.

En dos años de gestión el ex presidente okupa logró la aprobación de una reforma de la Constitución que congeló el gasto público por 20 años y aprobó una una ley laboral de consecuencias letales para los trabajadores y los sindicatos.

También se dispuso la ex carcelación del ex ministro de Minas y Energía, Wellington Moreira Franco (MDB) y del coronel retirado de la policía Joao Baptista Lima Filho, sindicado como el responsable de cuidar de los negocios sucios de Temer.

El arresto del jueves alimentó comparaciones con la prisión de Luiz Inácio Lula da Silva en abril del año pasado. La primera indicó que la condena de Lava Jato contra el líder del Partido de los Trabajadores fue una pieza vacía de pruebas por un presunto soborno empresarial a través de la entrega de departamento sencillo en la playa de Guarujá. Ese inmueble, en el que Lula no pasó una noche, y nunca fue registrado a su nombre.

En cambio Temer está envuelto en diez casos de corrupción sobre los que hay evidencias inocultables. En una grabación presentada al Ministerio Público el dirigente del MDB habla del pago de dinero sucio con el millonario Joesley Baptista, dueño de la empresa JBS que es una de las principales exportadoras de carne del mundo.

Otro indicio robusto fue un video en el cual un lugarteniente de Temer es captado mientras cargaba una valija con dinero de cohecho.

En la denuncia del Ministerio Público divulgada el jueves pasado se afirma que el imputado llegó a pactar el cobro de coimas a futuro, una suerte de "jubilación" vitalicia que le permitiría recibir dinero irregular luego de dejar el poder.

De todos modos Lula advirtió, desde su celda en Curitiba, sobre la "pirotecnia" de los miembros de Lava Jato y demandó que se respete el justo proceso de su enemigo político.

Será necesario aguardar tres semanas para saber si la efímera prisión finalizada este lunes tendrá impacto en la reunión del Supremo Tribunal Federal que analizará las irregularidades de las que fue víctima Lula. Nada se puede anticipar sobre el resultado de esa sesión de la alta Corte, pero se observa un medido optimismo en la dirigencia petista.
Fuente: nota de Darío Pignotti, desde Brasilia, para Página/12

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