miércoles, 16 de mayo de 2018

El nuevo reparto de poder en el régimen macrifascista golpea a Quintana

Está cruzado con Marcos Peña Braun Menéndez e incomodó a María Eugenia Vidal con Farmacity. El ascenso de Rogelio Frigerio complica sus planes.


Mario Quintana atraviesa su peor momento en el régimen. A los reproches internos y del mercado por el error del 28 de diciembre cuando forzó el cambio de la meta de la inflación, se le suma una notoria pérdida de poder político, acentuada el lunes por la decisión de Mugrizio Macri Blanco Villegas de delinear un nuevo esquema de decisiones.

Ese nuevo reparto de poder implica el retorno de Emilio Monzó a la mesa chica de decisiones pero también el ascenso o la confirmación de Rogelio Frigerio como parte central de ese dispositivo. Esta última novedad es un golpe directo al vicejefe de Gabinete, que aspira a quedarse con el Ministerio del Interior.

Esa aspiración le había generado un cortocircuito fuerte con el ministro, que ahora logró un triunfo parcial al ser confirmado en un rol clave en la toma de decisiones del régimen y quedó un escalón encima de su contendiente. Frigerio será clave en los próximos meses para negociar con los gobernadores del peronismo el presupuesto del año próximo, que vendrá con un ajuste importante.

Además de la tensión con Frigerio, las aspiraciones políticas de Quintana lo hicieron chocar con Marcos Peña Braun Menéndez, su jefe en los papeles, que entendió esos planes como una amenaza a su propio proyecto político. El jefe de Gabinete ya venía molesto por la línea directa que el fundador del fondo Pegasus había logrado tejer con el hijo bobo de Franco Macri.

Otro foco de conflicto de Quintana dentro del PRO es María Eugenia Vidal, que está muy incomoda con la presión que está ejerciendo para forzar el desembarco de Farmacity en la provincia de Buenos Aires, para lo cual ya consiguió un fallo del Procurador y espera que la Corte haga lo propio. 

Además de la gobernadora fascista, en la provincia también están furiosos los legisladores e intendentes de la alianza de derecha Cambiemos que se vieron obligados a salir a defender a la empresa que fundó el vicejefe de Gabinete. Los más golpeados por esto son los jefes comunales que en sus ciudades quedaron expuestos frente a la fuerte presión que ejercen los farmacéuticos.

Todos estos cortocircuitos se suman a las críticas crecientes por el impulso que le dio (junto a Peña Braun Menéndez y Gustavo Lopetegui) al cambio de la meta de la inflación, que dejó en evidencia la fragilidad del Banco Central y envió una pésima señal a los mercados. Ya la semana pasada, en el régimen lo habían visto golpeado, mucho más con la continuidad de la corrida. Aún así, Quintana sigue soñando con ubicar a su protegido Vladimir Werning en el Ministerio de Hacienda o el Banco Central.

Un rumor creciente dentro del régimen fascista es que después de que se cierre el acuerdo con el FMI podría haber cambios importantes en el equipo económico o bien alguna salida como para que pague el costo político. Esto, incluso, se lo habrían planteado los empresarios a Macri Blanco Villegas. El nombre de Quintana es uno de los apuntados si se concreta ese movimiento.

Como sea, un síntoma importante del deterioro del poder de Quintana lo sufrió el viernes pasado Farmacity. En el peor día de la corrida bancaria, la cadena llamó a la mesa de dinero del banco Galicia para pedir un préstamo call y le pidieron una tasa del 80%. En el mercado cuentan que Quintana explotó de bronca y acusó a los banqueros de usureros.

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