Por Agustín Fontenla, desde Madrid, para Página/12
La expresión de dramatismo en el rostro del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su sitio en el hemiciclo del Congreso Nacional lo decía todo. Los legisladores españoles aprobaron las enmiendas totales a los Presupuestos Generales presentadas por las fuerzas soberanistas de Cataluña, y por tanto deberán regresar al gobierno. Eso significa que no serán apoyados, y que el mandatario socialista llamará a elecciones anticipadas, tal como lo sugirió en varias oportunidades en el caso de que se presentara este escenario.
Al término de la votación, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, afirmó que el presidente ya había sido claro sobre las consecuencias de que no se aprobaran las cuentas nacionales. Por su parte, el ministro de Fomento, y secretario de Organización del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), José Luis Ábalos, declaró que habría "noticias en breve" sobre las elecciones. En los medios de comunicación del país, se informó que el anuncio formal se realizará el viernes, al término de la reunión del Consejo de Ministros.
Desde que la semana pasada se rompieron las negociaciones con la Generalitat de Cataluña para lograr establecer un diálogo que encausara el conflicto en esa región autónoma, y se redujo la posibilidad de contar con su apoyo para aprobar las cuentas estatales, fuentes en el Gobierno dejaron saber que el anuncio de un llamado a elecciones anticipado sería el próximo paso de Pedro Sánchez.
Las fechas que se barajan son el 14 de abril o el 28 de abril. La diferencia entre ambos puntos del calendario son las vacaciones de Semana Santa, el 23 y 24 de ese mismo mes. El gobierno se inclina por la segunda opción, con la mira puesta en lograr un envión positivo para los comicios autonómicos y europeos que se realizarán el 26 de mayo.
Después de la votación en el Congreso Nacional, el gobierno socialista salió al cruce de la oposición por impedir “los Presupuestos más sociales de la historia de España”. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, afirmó que la derecha del país intenta frenar el progreso, y que la recuperación económica llegue a la familia, en referencia al rechazo que plantearon el Partido Popular y Ciudadanos para apoyar el subsidio a los desocupados mayores de 52 años, el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), o las ayudas para el pago del servicio de electricidad, que recogían los Presupuestos Generales.
En todo caso, el aumento del SMI, de las pensiones (1,6% y 3% en las mínimas), y el incremento en los salarios de los funcionarios públicos no se verán afectados, puesto que se aprobaron por decreto, y luego fueron ratificados por el Congreso español.
Las fuerzas opositoras, Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs), fueron las primeras en exigir el llamado a eleciones tras la votación fallida del Presupuesto. Su rechazo a las cuentas nacionales del gobierno socialista, no era ninguna novedad. Por un lado, se habían negado a convalidar el aumento del gasto público que llevaría el déficit estatal a un 1,8% del Producto Interno Bruto, alejándose del 1,3% del último ejercicio del gobierno anterior, que lideró Mariano Rajoy. Por otro, y como sucedió desde el primer día de la gestión de Sánchez, acusaron al mandatario socialista de pactar los Presupuestos con los indepedentistas de Cataluña, a cambio de diversas concesiones que, en palabras de sus líderes, podrían llevar a la fractura de España.
Los partidos independentistas catalanes con representación en el Congreso culparon al gobierno de Sánchez por el fracaso de los Presupuestos. En su caso, apuntaron contra el fin de las negociaciones que dispuso el Ejecutivo socialista tras la polémica que generó la idea de incluir un mediador en el diálogo que auspiciaba el Gobierno español con las fuerzas soberanistas de Cataluña. “Lo teníamos casi todo ligado” para “crear un marco de diálogo”, señaló Joan Tardà, del Partido Esquerra Republicana. Por su parte, la diputada del PDECat (Partido Demócrata Europeo Catalán), Miriam Nogueras, afirmó que “el miedo a la ultraderecha se los comió (al gobierno) así como las presiones internas”, en referencia a las voces del partido socialistas críticas del diálogo con los independentistas, y a la convocatoria del Partido Popular, Ciudadanos y Vox, que reunió 50 mil personas en Madrid el último domingo.
El gobierno de Sánchez deja atrás una de sus peores semanas, y dejará abierto uno de los escenarios electorales más inciertos de los últimos años. Si bien las encuestas recientes no han leído con precisión la voluntad del electorado, la realidad política ya ha puesto en evidencia algunos cambios sustanciales.
Uno de los más significativos es la aparición del ultraderechista Vox. Su discurso nacionalista y de corte conservador, ha restado votos al Partido Popular, y algunos más a Ciudadanos. Después de obtener el 11% de los sufragios en los comicios de Andalucía, tendrá su primer test electoral a nivel país.
El PP, que ahora lidera el joven Pablo Casado, comprobará el nivel de pérdida que les podría causar la aparición de nuevos competidores, y la radicalización de su discurso frente al independentismo catalán, y asuntos sensibles como la inmigración.
Podemos afrontará las generales inmerso en una crisis interna desde que Íñigo Errejón, uno de sus miembros fundadores, anunció que competirá en las elecciones a la Comunidad de Madrid con otra formación política. Se trata de Más Madrid, un desprendimiento de Ahora Madrid, la marca de la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, que llegó al ayuntamiento capitalino en una alianza con la formación que lidera Pablo Iglesias.
Otra de los partidos que irrumpió en el sistema político en los últimos años, Ciudadanos, será uno de los mejores posicionados para las próximas elecciones. La fuerza que lidera Albert Rivera ha mostrar un marcado aumento en la intención de voto, y podría transformarse en la llave de un futuro gobierno socialista o popular. La variación que ha mostrado en su discurso durante los últimos años, le permite acordar con cualquiera de los dos.
En cuanto al socialismo, deberá ir a las urnas sin haber podido cumplir con su estrategia: aprobar unos Presupuesto con los mayores gastos desde la época de Zapatero, que sirvieran de vidriera para la campaña electoral. De todas formas, algunas medidas sí ha podido poner en marcha y, por su relevancia, podrán ser consideradas el momento de votar. Por ejemplo, el impulso a las leyes de igualdad de género, la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco, y la iniciativa para dialogar con las fuerzas soberanistas de Cataluña que, tras los últimos acontecimientos, arrojará un resultado difícil de calificar.
Lo que parece claro es que, a pesar de la aparición de nuevos jugadores, el próximo gobierno será de coalición, y mostrará solo dos frentes posibles, uno de izquierdas u otro de derechas.
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