Por Cristian Carrillo para Página/12
Aunque la entidad reconoce una situación global complicada, Argentina será el único de los 81 países evaluados que en 2019 no tendrá siquiera un rebote técnico y continuará en recesión.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisó a la baja las proyecciones de crecimiento de los 81 países que releva, entre miembros e invitados, y la Argentina se impone como el de peor desempeño este año y el próximo. Según el panorama del organismo que coordina las políticas de mercado de 34 países, la actividad económica argentina finalizará con una caída de 2,7 por ciento este año y en 2020 volverá a retroceder en un 1,8 por ciento. Si bien la entidad reconoce una situación global de incertidumbre que ralentizará el crecimiento de los países, la Argentina será el único que el año que viene no tendrá siquiera un rebote técnico sino que continuará en recesión. Respecto de la revisión anterior hace tres meses (Outlook de mayo), el país iba a caer 1,8 por ciento y el año próximo rebotaba 2,1 por ciento. Sólo Turquía tendrá un comportamiento recesivo (baja de 0,3 por ciento) entre los países relevados, pero crecerá 1,6 por ciento en 2020.
El organismo revisa cuatro veces al año sus previsiones de crecimiento pero los sucesos económicos y políticos argentinos tienen una volatilidad que obliga a un seguimiento más exhaustivo. Con el resultado de las PASO la endeble estabilidad cambiaria dio lugar a un nuevo cimbronazo en el tipo de cambio y la fuga de capitales se intensificó. La actividad económica se congeló aún más y las medidas paliativas del gobierno solo sumaron incertidumbre y empeoraron radicalmente en menos de cuatro meses el pronóstico para el año próximo.
Si bien el proyecto de Presupuesto 2020 que envió el Ejecutivo al Congreso estima una contracción del PIB de 2,6 por ciento este año y un crecimiento de 1 por ciento en 2020, las expectativas del mercado y de los organismos es otra. El propio Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que recoge el Banco Central anticipa una recesión de 1,1 por ciento para el año que viene. Para la OCDE la contracción será todavía mayor, con un 1,8 por ciento de caída del PIB. La Argentina se destaca en el ranking de los países cuya revisión a la baja en las perspectivas de actividad fue superior a 0,6 puntos porcentuales. No solo fue superior, sino que se revirtió respecto de una proyección de rebote económico de 2,1 por ciento que mostraba en mayo, donde alertaba que esa mejora estaba atada al resultado de “políticas macroeconómicas contractivas y a la incertidumbre ante las elecciones de octubre”.
El pésimo desempeño de Argentina, producto de una política de destrucción del entramado industrial y especulación financiera, se circunscribe en un contexto que tampoco es favorable. “Las perspectivas de crecimiento global continúan en la oscuridad”, señala uno de las filminas del informe colgado en la página web de la OCDE. Según el organismo, el crecimiento mundial pasará este año se situará en un 2,9 por ciento, es decir un 0,3 puntos menos que en las previsiones de mayo. Para 2020 permanecerá en 3 por ciento, mientras que la estimación anterior era de 3,4 por ciento, producto del aumento en la incertidumbre provocada por el Brexit, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y los altos niveles de endeudamiento, “cuya calidad empeora y acentúen los eventuales shocks de la economía”. “Será el crecimiento más bajo desde la crisis financiera, con riesgos que siguen en aumento”, alerta el informe de la entidad que preside Angel Gurría.
Para reactivarlo realiza un mix de recetas de ajuste y de estímulo fiscal, aunque reconoce que es necesario estimular el mercado interno. “El ritmo de consumo está descendiendo por un menor crecimiento del empleo. Es necesario detener el aumento de aranceles y subsidios que distorsionan el comercio y restablecer reglas predecibles para el negocio. Limitar la dependencia de una política monetaria sobrecargada, pensar en lo fiscal y estructural y emprender la inversión pública”, aconseja la OCDE.
“Lo que estamos diciendo es que los gobierno tienen que hacer un esfuerzo por mover la economía”, aseguró Laurence Boone, economista jefa de la OCDE, luego de la presentación oficial de las previsiones de crecimiento para la economía mundial. “Todos los riesgos que observamos nos llevan a un terreno peligroso para el crecimiento, pero también para el empleo”, agregó.
Las mayores dificultades vendrán de la zona euro y de los grandes países emergentes, lastrados por la desaceleración de China y la caída de sus exportaciones de materias primas. Alemania sufrió una de las revisiones más importantes entre los países desarrollados, con un crecimiento previsto a 0,5 por ciento este año (-0,2) y de 0,6 el año que viene. En el caso de Estados Unidos, su crecimiento será de 2,4 por ciento este año y de 2 por ciento en 2020. Por último, anticipa para China un crecimiento de 6,1 por ciento para el 2019 (una décima menos) y de 5,7 por ciento para el próximo, según la actualización de septiembre de la OCDE.
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