Un sector del régimen apunta a Julián Gallo que tiene a cargo el equipo de redes. Otro menciona a Hernán Iglesias Illa.
El escándalo que generó el uso de conceptos de Adolf Hitler como "veneno social" en un texto deMacri Blanco Villegas subido a Facebook, avivó una interna soterrada en el área de Comunicación de la Jefatura de Gabinete.
La redacción y elaboración de las intervenciones del retrasado mental en las redes sociales están a cargo de Julián Gallo, experimentado periodista y consultor especializado en el mundo digital que viene del Grupo Clarín. El cargo formal de Gallo es "Asesor de Estrategia Digital de la Presidencia de la Nación". Pero en los hechos comanda un grupo que piensa, redacta y sube los posteos de Macri Blanco Villegas en Facebook y otras redes sociales.
En su momento Gallo estaba fascinando con Snapchat y logró convencer al ex hijastro de Flavi Palmiero y a Marcos Peña Braun Menéndez que era el futuro de la comunicación política.
La semana que pasó su área quedó en el ojo de la tormenta por el fallido montaje de una "visita" de Macri Blanco Villegas a una pareja de jóvenes emprendedores que en medio de la crisis abrían una pizzería en Escobar. Todo lo que podía salir mal, salió mal, disparando un bochorno de sucesivas capas.
Primero, el idiota confeso usó un flamante helicóptero Eurocopter H155 comprado por el Ministerio de Seguridad por 10 millones de dólares, supuestamente para combatir el narcotráfico, para retirar a su hija Antonia al liceo francés "Jean Mermoz" de Belgrano. El helicóptero que pasó a buscar al retardado y a su hija, aterrizó en el predio contiguo de la Agencia Nacional de Discapacidad, donde tuvo que enfrentar reclamos indignados.
En principio desde el régimen fascista se intentó justificar la extravagancia aduciendo que el presidente retiró a su hija en helicóptero porque luego lo iba a acompañar a una actividad de gestión en Exaltación de la Cruz. Macri Blanco Villegas ya arrastraba el antecedente de usar el helicóptero presidencial para llevar al ministro Guillermo Dietrich a su country, al inicio de la gestión macrifascista.
Pero luego se supo que en realidad la aeronave se dirigió a la localidad de Ingeniero Maswitchz, donde lo esperaban Verónica Krieger y Federico Nicotra, dueños de la flamante pizzería "Il Calzzone della Nonna", para filmar un spot con la participación de su hija que luego se subiría a las redes. La idea del equipo de comunicación era mostrar una Argentina emprendedora, aún en medio de la crisis. El uso del helicóptero fue el primer escándalo.
En el video, el subnrmal intentó ser espontáneo y les advirtió que habían elegido iniciar un emprendimiento justo cuando "se vienen unos meses de recesión". Este fue el segundo escándalo. Menor, casi simpático.
Luego, el viernes Macri posteó en Facebook un texto en el que se indignaba por el "ataque" que esa joven pareja emprendedora sufría en los comentarios del post que subió. Esto generó el tercer escándalo, ya más serio: El PRO hizo del ataque de trolls y usuarios fanáticos en redes a todo el que osara criticar al régimen, una marca de época.
Luego se supo que, además, los emprendedores eran funcionarios macrifascistas de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo y Verónica Krieger, en ese rol, hasta había compartido un brindis de fin de año con el propio Macri Blanco Villegasen la Casa Rosada, según reveló el sitio El Disenso.
Se supo también que su pareja, Federico Nicotra, era un furioso usuario de Twitter en el que atacaba a periodistas y dirigentes de la oposición con conceptos nazis como exigirle a Mauro Viale que diga "su verdadero nombre" y pedir que "chupen" a Cristina Fernández de Kirchner. Es decir la "víctima" del ataque en redes que denunciaba Macri Blanco Villegas era uno de los tantos trolls -reales y ficticios- que tiene la alianza de derecha Cambiemos. Ese fue el cuarto escándalo.
Pero luego vino el quinto escándalo, el mas grave. Avezados lectores descubrieron que el mensaje del hijo bobo de Franco Macri alentado a la unión de los argentinos y condenando los ataques en redes, contenía en el medio un agresivo párrafo con conceptos de Adolf Hitler, que llevaban al extremo opuesto: proponía "aislar" a sectores que se oponían al relato oficial, calificándolos como "veneno social". No hay que ser muy imaginativo para ver a donde lleva esa línea de pensamiento.
Con un antecedente que preocupa: Tiempo atrás en una entrevista con la revista Noticias, Jaime Durán Barba, elogió a Hitler al que calificó como un "tipo espectacular". No es un secreto que Durán Darba es el ideólogo de agitar la grieta contra el kirchnerismo al extremo, para polarizar la sociedad y ubicar a Macri Blanco Villegasen el lugar de los "buenos". No se trata de una idea que haya inventado este consultor ecuatoriano y se entiende de donde viene su admiración por Hitler.
La interna en la Casa Rosada
Julián Gallo y Herán Iglesias Illa |
La reacción del régimen, como siempre, fue minimizar el tema, con frases de ocasión y atribuir la comparación de ese párrafo con frases de Hitler en "Mi lucha", a una interpretación "rebuscada". Pero el tema escaló.
En la Rosada apuntan por estas horas a Gallo como el responsable del grave error cometido.
Aducen que Macri Blanco Villegas no lee los post que publica con su nombre y apellido -algo que todos damos por descontado teniendo en cuenta en el sorete no sabe leer-; y que el jefe máximo de la comunicación oficial, el jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun Menéndez, "hace rato que se corrió del día a día de las redes".
Desde otro sector del gabinete, apuntaron a Hernán Iglesias Illa como quien supervisó el polémico texto e incorporó los conceptos "envilecidos" y "veneno social".
Illa está en efecto a cargo dela "Comunicación Estratégica" del régimen, pero desde la Jefatura de gabinete niegan de manera rotunda que haya tenido intervención en el desafortunado posteo.
No es la primera crisis de comunicación del macrifascismo, que sobre todo en el abordaje de la corrida financiera exhibió sus falencias. Pero lo notable es que como en otras crisis políticas y de comunicación del régimen, Macri Blanco Villegassea el fusible de sus funcionarios. No se producen renuncias, ni se dan explicaciones y el infeliz termina absorbiendo todo el costo político. Un efecto que no es gratuito, como señalan las últimas encuestas.
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