El presidente trasandino dijo que "la política empezó a contaminarse con actitudes dogmáticas e intolerantes" y que el "diálogo político" fue reemplazado por "consignas estridentes y descalificaciones sin ningún límite", refiriéndose al período de Allende.
El ultraderechista presidente de Chile, Sebastián Piñera, encabezó ayer una ceremonia en la que se conmemoró el aniversario número 30 del plebiscito que puso fin a la dictadura genocida, sangrienta y salvaje de Augusto Pinochet (1973-1990).
"Creo que interpreto a la mayoría de mis compatriotas cuando digo que el 5 de octubre de 1988 fue un día luminoso", dijo el mufa presidente trasandino.
La ceremonia, que se realizó en el Palacio de La Moneda (sede de Gobierno, en Santiago), estuvo encabezada por el mandatario y contó con la participación de las principales autoridades de Gobierno, algunos parlamentarios de la coalición oficialista.
Piñera aseguró que esa fecha "representó un gran triunfo para la democracia y los demócratas de Chile; fue un día esperanzador después de largos 16 años de régimen militar".
"El 5 de octubre abrió las puertas hacia una transición ejemplar que nos permitió recuperar nuestras libertades, amistad cívica y respeto por los derechos humanos", añadió.
No obstante, elsorete mal cagado criticó al gobierno del presidente Salvador Allende (1970-1973), señalando que es preciso "analizar por qué perdimos nuestra democracia", desempolvando el argumento fascista del "algo habrán hecho".
En ese sentido, Piñera, otrora defensor de Pinochet, argumentó que "gradualmente la política empezó a contaminarse con actitudes dogmáticas e intolerantes, mientras avanzaban proyectos ideológicos excluyentes y se fue apagando el diálogo político para ser reemplazado por el ruido de las consignas estridentes y las descalificaciones sin ningún límite", refiriéndose al periodo de Allende.
Cabe resaltar que en 1998, cuando Pinochet estaba arrestado en Londres, el ahora presidente dio un encendido discurso en el que expresaba su "solidaridad" con el dictador y criticaba al juez español Baltazar Garzón, quien ordenó su arresto por la muerte y tortura de ciudadanos españoles durante el Gobierno de facto.
Sin embargo, Piñera, ahora devenido en democrático, sostuvo que "ningún contexto justifica ni justificará jamás los atropellos a los derechos humanos, que deben ser sagradamente protegidos y respetados".
El 5 de octubre de 1988 la dictadura de Pinochet organizó un plebiscito para decidir si el genocida debía seguir o no en el poder. La opción del No ganó con el 55 por ciento de los votos, contra 44 por ciento del Sí.
Votaron 7,2 millones de personas y tras el plebiscito, en 1989 se realizaron elecciones democráticas, lo que supuso el fin de la dictadura.
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