El integrante de la Sala I de la Cámara Federal porteña Jorge Ballestero presentó su renuncia al cargo luego de vencerse la licencia que había pedido tras ser acusado por un fallo a contramano de la voluntad del macrifascismo en la causa contra el empresario Cristóbal López. La renuncia fue presentada ante el Ministerio de Justicia y es a partir del 1º de junio.
Jorge Ballestero finalmente presentó su renuncia como integrante de la Sala I de la Cámara Federal porteña, tras las fuertes presiones que el régimen fscista de Mugrizio Macri Blanco Villegas inició sobre él por el fallo que ordenó la liberación de Cristóbal López.
El camarista federal presentó su dimisión ante el Ministerio de Justicia, la cual será efectiva a partir del 1º de junio próximo si la Casa Rosada la acepta. El magistrado está actualmente de licencia médica, por lo que se supone que ya no volverá a su cargo.
La salida de Ballestero era un hecho desde el momento que pidió la licencia y se trata de un triunfo del régimen que logró forzar su renuncia sin someterse a un proceso complejo de juicio político como sucedió con Eduardo Freiler.
En la Rosada creían que Ballestero no soportaría una presión similar a la que tuvo su ex colega. "Ballestero viene de colocarse varios stents, no está para dar la pelea que dio Freiler, lo más posible es que renuncie", había dicho un operador judicial.
El oficialismo lo había empezado a atacar por dos frentes. Por un lado, activó una investigación por su decisión de que no se sortee al tercer integrante del tribunal que liberó a López y ubicar a Eduardo Farah, que también votó a favor de López. Por otro lado, el Consejo de la Magistratura amenazaba con iniciarle un jury por su supuesto enriquecimiento ilícito.
Con la salida de Ballestero, los operadores judiciales del Gobierno lograron "limpiar" a los dos jueces que firmaron el fallo que indignó a Macri Blanco Villegas y que fue revertido por la Cámara de Casación que ordenó volver a detener a López.
Además, al ex hijastro de Flavia Palmiero se le abre una chance inmejorable de copar con jueces afines la Cámara Federal, un lugar clave por donde pasan todas las causas de corrupción y que en los tiempos del kirchnerismo sirvió como barrera de contención para las causas contra funcionarios.
Sucede que con la renuncia de Ballestero y el traslado de Farah (ambos deben ser aprobados por el idiota confeso), la Cámara quedará con solo dos jueces: Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia, este último con un trámite del Ejecutivo que fue cuestionado por la Corte, por lo que su pliego deberá tratarse en el Senado.
Es decir que el régimen tendrá cuatro vacantes (además de la que ya cubrió con Bruglia), de las cuales una sería cubierta por Mariano Llorens, que ya fue designado por el hijo bobo de Franco Macri para integrarse a la Sala I y espera que el Senado apruebe su pliego.
Un escenario con el que se especula en Comodoro Py es que Macri Blanco Villegas demore el traslado de Farah (que el régimen impulsó como salida elegante) para que la Cámara funcione con tres jueces afines a los deseos de la Rosada y no tenga que ser cubierta con subrogantes.
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