Por Darío Pignotto, desde Brasilia, Para Página/12
Al cumplir un mes de detención en la Superintendecia de la Policía Federal en Curitiba el ex presidente defendió la "soberanía" de su país y avisó que nada lo apartará de la campaña hacia los comicios del 7 de octubre.
"Este país sólo va a ser arreglado por alguien que no tenga complejo de inferioridad (..) es necesario creer y hacer (..) este país no puede pensar pequeño y yo pienso en grande y si Dios quiere aún voy a ver a este país convertido en una gran nación". Las palabras fueron registradas en un video divulgado en la noche del domingo por el Instituto Lula.
La celda de quince metros cuadrados del cuarto piso de la Superitendencia policial se transformó en un punto de referencia desde el 7 de abril, cuando llegó en helicóptero tras dos días de atrincheramiento en el Sindicato de los Metalúrgicos de Santo André, cordón industrial de San Pablo.
Un coro de militantes lo recibió aquella noche del sábado 7 de abril al grito de "Lula guerrero del pueblo brasileño", tras lo cual hubo una descarga de balas de goma y gases lacrimógenos lanzados por la Policía Federal
Casi un mes más tarde, miles de manifestantes se concentraron en Curitiba para conmemorar el Día del Trabajador en el que todas las centrales sindicales demandaron la libertad del ex tornero mecánico.
Contra los pronósticos repetidos por los medios concentrados su popularidad se mantiene alta así como su favoritismo electoral, con el 31 por ciento de las intenciones de voto, frente al 15 del candidato Jair Bolsonaro, el ex capitán del Ejército que hace campaña apuntando con la mano en forma de revólver.
Por momentos la sureña Curitiba eclipsó a Brasilia como capital de un país cuyo gobierno se debate entre una impopularidad record y la falta de legitimidad.
El juez Sergio Moro, mentor de la causa Lava Jato, determinó que el imputado debe mantenerse aislado e impedido de recibir la visita de políticos, y hasta negó autorización para (a través de una jueza que le responde) que se abran las puertas de la celda al premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
Los primeros treinta días de prisión, "marcan una fecha triste porque no queríamos que el Presidente esté donde está", planteó ayer Gleisi Hoffmann, titular del PT.
Hoffrmann repudió el comportamiento "racista y fascista" de quienes atacaron a balazos, dejando dos heridos, al campamento montado por petistas, campesinos sin tierra y sindicalistas cerca del lugar de reclusión.
A pesar del aislamiento al que lo quizo someter Moro, Lula logró algunas victorias como la flexibilización de su régimen de detención con una autorización para una visita política por semana, anunciada el jueves pasado. En paralelo sus abogados llevan adelante una hasta ahora infructuosa pelea judicial para sacarlo del encierro.
Esta semana se conocerá la resolución del Supremo Tribunal Federal sobre un recurso para que el ex gobernante sea dejado en libertad debido a la premura con que Moro ordenó su arresto.
"Tenemos mucha expectativa en que sea liberado antes del proceso electoral, por los recursos que interpusimos y porque la prisión fue realizada de forma ilegal", sostuvo Hoffmann.
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