El juez Guido Otranto, oportunamente corrido de la causa, le pinchó el teléfono a Sergio Maldonado. Ahora, el juez Gustavo Lleral ordenó destruir los audios por haber sido una decisión “reñida con los derechos constitucionales”.

Los damnificados por esas pinchaduras telefónicas fueron la querella y otros testigos. El juez Lleral confirmó este viernes la impunidad con la que el gobierno nacional y la justicia manejaron la investigación desde la desparición violenta de Santiago.
Las escuchas fueron realizadas entre 5 y el 22 de septiembre, cuando el juez Guido Otranto –luego apartado de la causa- había ordenado sobre los teléfonos de Sergio Maldonado y varios otros testigos. La orden fue pedida por la fiscal Silvina Ávila, denunciada en innumerable cantidad de veces por la familia Maldonado.
Lleral ordenó destruir los mencionados audios por considerarlos “absolutamente reñidos con los derechos fundamentales y constitucionales".
En ese sentido dijo que “ninguna de las personas cuyas comunicaciones telefónicas fueron judicialmente intervenidas revestía el carácter de imputada o sospechosa".
Además explica que las escuchas se hicieron sobre víctimas y testigos de la querella, es decir, que se decidió investigar a las víctimas y no a los victimarios porque esta modalidad de escuchas no le fue impuesta a los máximos sospechosos de la desaparición forzada de Santiago: la Gendarmería.
Con esta decisión de las escuchas, Otranto y Ávila decidieron investigar a la familia Maldonado, a los testigos cercanos a la desaparición de Santiago -como Ariel Garzi, amigo de Santiago; Claudina Pilquiman y Marcela Anarda Stocovaz-, que al Estado, encarnado por la beoda ministra de Seguridad Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, su jefe de gabinete, Pablo Nocetti, comandante del operativo, y las propias fuerzas de seguridad actuantes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario