El bonaerense, presidente de la Cámara de Diputados, se iría el año que viene, pero en la Rosada hablan de reemplazarlo antes. Los nombres que suenan.
Emilio Monzó apareció el martes pasado en la reunión del bloque PRO y aclaró su situación. "Me voy el año que viene", tranquilizó, ante las versiones sobre una partida inminente.
Su mandato como presidente de la Cámara vence en diciembre, cuando se definen las autoridades en las clásicas sesiones preparatorias.
Un sucesor necesita acuerdo de la oposición pero no parece ser el problema: la tradición no encuentra un régimen que, aún en minoría, no haya podido imponer al jefe del recinto.
El problema está adentro del bloque la alianza de derecha Cambiemos, donde ya empieza a pesar la incertidumbre y circulan variantes para salir de un apuro impensado meses atrás.
Las primeras versiones que se filtraron en la Casa Rosada hablan de cederle la presidencia a un radical para calmar los reclamos, cada vez en peores términos, del mendocino Alfredo Cornejo, que tal vez sea diputado cuando abandona la gobernación de Mendoza. No tiene reelección. El problema es que aún si Cornejo fuera candidato a diputado, asumiría recién a finales del 2019.
El rumor -además- molestó a los macrifascistas históricos, esos que compartieron régimen en la ciudad con Macri Blanco Villegas y ya se sienten con derecho a pedir espacios de poder. En esos círculos ya tiran el nombre de Álvaro González, un diputado que siempre tuvo responsabilidades fuertes.
Entre 2015 y 2017, González presidió y cerró con llave la comisión de juicio político y desde marzo está al frente de la bicameral mixta revisora de cuentas, que entre otras cosas debe evaluar el polémico acuerdo para levantar la quiebra del Correo Argentino.
Además, cuenta con otro capital: proviene del peronismo, como las diferentes versiones de la oposición parlamentaria. Un Macri Blanco Villegas reelecto con más de 40 puntos, la elección soñada en la alianza de derecha Cambiemos, no garantiza mayoría propia en 2019 y por lo tanto habrá que negociar.
El único inconveniente visible de Alvaro González es su extrema cercanía a Horacio Rodríguez Larrata, lo que le pone un punto de tensión con Marcos Peña Braun Menéndez, que concentra el manejo de la relación de la Casa Rosada con el Congreso.
En ese escenario ya desde el año pasado también habla que el ex hijastro de Flavia Palmiero podría promover a Cristian Ritondo y Diego Santilli como diputados para ocupar la presidencia de la cámara. Pero en ambos casos se repite el escenario de Cornejo: Recién asumirían en diciembre del año que viene.
No es una decisión sencilla, porque el próximo presidente de Diputados deberá lidiar con una etapa difícil, como son siempre las segundas partes de los mandatos presidenciales.
Si bien Monzó se queja de haber sido ser ninguneado en la Casa Rosada en la mesa chica de las decisiones de Cambiemos, en Diputados nadie le discutió poder.
Ni bien arribó impuso al joven Nicolás Massot como jefe del PRO, un cargo que ya había ganado Pablo Tonelli en una informal votación interna.
Massot no ejerce el cargo con mano de hierro: se autodefine como "un facilitador" y no mueve una ficha sin consular a su jefe Monzó. Sin él, muchos de sus pares ni lo imaginan diputado.
La otra figura fuerte que no siempre se hace querer entre sus pares es Silvia Lospennato, secretaria Parlamentaria del bloque, un cargo incómodo que se tomó muy en serio desde el primer día.
"Abarca todo y es imposible que algo no se le pase", describen sus compañeros. Su fuerte no es delegar: controla las presencias en sesiones y comisiones, el curso de cada expediente y los dictámenes que pueden llegar al recinto. Llegó a tener dos despachos abiertos full time y un viernes a la tarde se la puede ver circular entre los pasillos vacíos con apuntes en mano.
El último cruce lo tuvo este martes, cuando aleccionó a varios diputados oficialistas ausentes la semana pasada en el primer plenario de comisiones para tratar la ley de tarifas de la oposición. Su faltazo impidió que el dictamen de mayoría sea el de rechazo. Reemplazarla no será sencillo.
Otra salida para Monzó sería asumir como embajador de España en junio de 2019, al inicio de la campaña presidencial y también del ciclo escolar en Europa. Tal vez para esa fecha Ramón Puerta, un viejo amigo del hijo bobo de Franco Macri, haya presentado su candidatura como diputado y deba abandonar Madrid para empezar a hacer campaña en Misiones. Y entre en lote de candidatos para presidir la Cámara. Y negociar con el peronismo que lo vio nacer.
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