El relevamiento realizado por el Centro de Estudios de la Ciudad (UBA) muestra el contraste entre las condiciones de vida, salud, trabajo, educación y vivienda en las diferentes zonas porteñas. También advierte sobre el creciente endeudamiento.
De ser una verdadera meta, la “pobreza cero” propuesta por el régimen macrifascista podría haberse logrado en la ciudad de Buenos Aires durante las últimas tres gestiones locales, encabezadas por Mugrizio Macri Blanco Villegas y Horacio Rodríguez Larrata, dados los recursos disponibles y el nivel de endeudamiento. La afirmación se basa en el informe “La Ciudad en deuda”, elaborado por el Centro de Estudios de la Ciudad, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en el que los investigadores Camila Baron, Inés Albergucci y Agustín Mario muestran -a partir del análisis de datos oficiales actualizados a diciembre de 2017- la imagen de una ciudad cada vez más endeudada y, al mismo tiempo, más desigual y empobrecida, con desempleo y mortalidad infantil crecientes.
La investigadora Inés Albergucci, trabajadora social, ilustra con datos concretos cuán difícil es pensar en “la” ciudad de Buenos Aires, cuando en el interior del distrito conviven realidades sumamente diversas. Su análisis arroja que, para un ciudadano, nacer en el norte o sur de la ciudad implica circunstancias totalmente distintas frente a, por ejemplo, las probabilidades de encontrar empleo o de acceder a una vivienda propia, pero también distintas expectativas de vida, partiendo de que en la zona sur las personas se mueren en promedio ocho años antes que en el norte.
El aumento de la desocupación que se vive a nivel nacional desde diciembre de 2015 pegó de forma distinta a quienes viven en el sur de la ciudad que a los habitantes de barrios del norte porteño, ya que la tasa de desocupación en la zona sur es más del doble que en el norte: 16,9 contra 7 por ciento. Mientras que, a nivel nacional, la cifra del INDEC sobre desempleo es del 8,7 por ciento para el mismo período.
Según el análisis de Albergucci, el género fue otra variable de peso que afectó las posibilidades de conseguir empleo, dado que mientras que la tasa de desocupación es del 12 por ciento para las mujeres, para los hombres es del 9 por ciento (según datos del segundo trimestre de 2017).
Un ejemplo paradigmático de una ciudad desigual puede verse en referencia a las condiciones habitacionales: la Comuna 1 del centro porteño es, al mismo tiempo, la zona donde se registran los mayores niveles de viviendas desocupadas y los mayores niveles de hacinamiento de la ciudad (22,4 por ciento de los hogares).
El sueño de la casa propia tampoco es ajeno a esta lógica desigual. La investigadora calculó el esfuerzo que deben hacer los grupos familiares para adquirir un departamento usado de tres ambientes en la zona en que viven: para una familia de la zona sur equivale a 20 años de sueldo total, mientras que, en promedio, en la zona norte equivaldría a 15 años, aún cuando el valor del suelo en la zona sur es un 60 por ciento más barato.
Salud y educación
La tasa de mortalidad infantil, que en 2016 creció del 6 al 7,2 por ciento en la Ciudad, también afecta de modo diferenciado según la región geográfica. En el sur porteño, el promedio alcanza una tasa del 8,3 por ciento, mientras que la del norte es del 5,4 por ciento y en la del centro del 6,2 por ciento. Sobresalen las Comunas 4 y 8, en las que hay una tasa de mortalidad infantil del 10,4 y el 10,3 por ciento, respectivamente.
Los indicadores en el área Educación siguen la misma línea. Los distritos escolares en los que se concentran los mayores problemas de superpoblación en las aulas, falta de vacantes en las escuelas y falta de escuelas de jornada completa son las zonas que presentan los porcentajes más altos de población con necesidades básicas insatisfechas. Además, en esas zonas se registran los peores indicadores educativos: mayores porcentajes de alumnos/as repitentes, con mayor sobreedad y abandono escolar, entre otros. En cuánto al mantenimiento edilicio, si bien hay falencias e inconvenientes serios en las escuelas de gestión estatal de todas las zonas de la Ciudad, las de los barrios más pobres registran los problemas más graves.
La investigadora concluye que el análisis de los datos muestra “una ciudad con significativas desigualdades, con realidades dispares. La foto aquí reflejada debe abordarse poniendo en el centro el debate sobre la distribución de los recursos y la búsqueda por la igualdad y la justicia social”.
Ingresos desiguales
En el mismo informe del CEC, el análisis del investigador y docente Agustín Mario adelanta una profundización de las diferencias entre norte y sur. Mario muestra cómo el ingreso promedio de las distintas zonas creció de forma desigual, aumentando más en la zona de mayores niveles de ingreso -zona norte-, y menos en la zona de menores niveles de ingreso -zona sur-.
El investigador concluye que, si bien la indigencia y la desigualdad se redujeron en la ciudad en los últimos trimestres de 2017 respecto de principios de 2016, los valores todavía se encuentran por encima de los niveles registrados en 2013 y 2014. Además, destaca un fuerte incremento de la pobreza extrema en la zona norte de la ciudad durante 2017.
Los datos relevados por el Centro de Estudios de Ciudad permiten “pensar en espejo las limitaciones conceptuales y prácticas que tiene el modelo neoliberal para generar condiciones de vida dignas para todos sus habitantes, aun teniendo los recursos para poner en práctica la tan mentada Pobreza Cero”, afirma su directora, Adriana Clemente.
Fuente: informe de Inés Fornassero para Página/12.
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