La cifra abarca a todo el país y se desprende de un estudio que indica que 500 mil mujeres interrumpen sus embarazos en consultorios ilegales, con profesionales que cobran en promedio $ 30 mil por cada intervención.
A la espera de que el Congreso debata la despenalización del aborto, estudios demuestran que esta práctica mueve unos 15 mil millones de pesos al año en la Argentina, producto de unas 500 mil mujeres que son atendidas por profesionales de la salud en consultorios clandestinos.
Así se desprende de datos aportados por el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFyB), cuyo titular, Marcelo Peretta, agregó que a ese número deben sumarse más de mil millones de pesos derivados de la industria farmacéutica por la compra de misoprostol, una droga autorizada como antirreumático más antiinflamatorio, pero que es utilizada por uno de sus efectos adversos: la interrupción del embarazo.
“Cada aborto realizado en una clínica clandestina cuesta un promedio de 30 mil pesos, entre insumos, comprimidos de misoprostol y los honorarios de los profesionales de la salud, que pueden ser médicos, enfermeros o farmacéuticos. Ese es el negocio del aborto clandestino”, sentenció Peretta.
El especialista precisó que por otra parte circula “el negocio para la industria farmacéutica, que vende una caja de 16 comprimidos de misoprostol a más de 2.700 pesos y genera al año unos 1.235 millones con un medicamento aprobado para el dolor, pero que se usa como abortivo”.
“En el país se calcula que unas 500 mil mujeres recurren a estas prácticas por año, pero el número viene en aumento y cada vez son más los consultorios ilegales, muchos de los cuales funcionan en departamentos en Capital Federal”, puntualizó.
El titular de SAFyB valoró que “si se blanqueara, no sólo sería más barato sino más seguro” y argumentó que “el precio en las clínicas bajaría de 30 mil a unos 5 mil pesos, lo mismo pasaría con las pastillas. El profesional trabajaría sin los nervios de hacer algo clandestino y la paciente se registraría y tendría un control”.
Consideró, además, que las interrupciones del embarazo “se dan con mayor frecuencia en las ciudades más grandes y densamente pobladas”, mientras que desciende “en lugares más pequeños, donde las chicas a veces aflojan o lo hacen ellas mismas sin información suficiente y se hacen mal”.
Por esto, Peretta apuntó que “muchas veces la mujer paga 30 mil pesos, el aborto sale mal y terminan siendo atendidas de urgencia en un hospital por una infección. Con lo cual, el Estado sigue pagando por la falta de prevención”.
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