Seis teléfonos de Apple y otros cuatro dispositivos son analizados por expertos de la Policía Federal. Uno de los acusados no tiene celular.
A la par del desarrollo de la última jornada de ruedas de reconocimiento, efectivos de la Policía Federal continúan peritando los teléfonos celulares de los rugbiers acusados por el asesinato de Fernando Báez Sosa, ocurrido el pasado sábado 18 de enero a la salida de una discoteca de Villa Gesell.
El procedimiento está a cargo de expertos de la División de Operaciones Técnicas de la Agencia Regional de la PFA, cuya sede se encuentra en la ciudad de Mar del Plata. A través de las pericias, la fiscal Verónica Zamboni buscará elementos y contenido de valor probatorio para la investigación del crimen, que se combinarán con los resultados de las ruedas, análisis a la ropa de los acusados y la prueba scopométrica a la zapatilla ensangrentada encontrada en la casa que ocupaban en Gesell durante su detención.
En total son diez los dispositivos a analizar, según datos publicados por Télam. Entre ellos está el de Pablo Ventura, el joven que fue falsamente involucrado por los rugbiers detenidos y que luego fue liberado por la Justicia, al comprobarse que no estuvo en la ciudad costera al momento del brutal ataque a Fernando.
De los diez teléfonos, hay seis equipos en particular que resultan más difíciles de desbloquear para los especialistas. Son los de marca Apple, cuyo grado de encriptación dificulta el acceso a la información interna. Fuentes de las fuerzas de seguridad hablan de un problema histórico con los Iphone. “No contar con la clave implica tener que enviar el dispositivo al exterior en ciertos casos, a que sea abierto por una empresa que envía una copia forense del aparato para analizar. Por cada teléfono estamos hablando de, mínimo, cinco mil dólares”, cuenta un oficial de alto rango.
Estos seis teléfonos pertenecen a Máximo Thomsen (20) -uno de los acusados de ser coautor del homicidio-, Lucas (18) y Luciano Pertossi (18), Matías Benicelli (20), Alejo Milanesi (20) y Juan Pedro Guarino (19), siendo el equipo de este último un “7 Plus”, de color negro, con la pantalla astillada y una funda de los All Blacks.
También al Motorola G4 Plus de Enzo Comelli (19), quien fue señalado por testigos como uno de los que golpeó a Fernando, un Huawei perteneciente a Blas Cinalli (18), y el Huawei BLL23 gris con funda negra y pantalla astillada de Ciro Pertossi (19), el otro rugbier imputado como coautor del homicidio.
Los nueve imputados se negaron a entregar la clave de acceso. El único que sí lo hizo y colaboró en todo momento con la investigación fue Ventura.
Por otra parte, el restante de los diez arrestados no contaba con celular cuando la policía allanó el chalet de dos plantas donde se alojaban los jóvenes. Se trata de Ayrton Viollaz (20), a quien testigos en las ruedas de reconocimiento identificaron como quién arengaba a los agresores en la vía pública o quien posibilitaba el ataque.
El peritaje se realiza mediante el UFED (Universal Forensic Extraction Device), un dispositivo que sirve para extraer y decodificar la información de la gran mayoría de teléfonos del mercado. Analizar cada teléfono demora una jornada, por lo que desde PFA estimaron que el trabajo podría extenderse hasta el jueves.
Al margen de ello, esta semana comenzará en la ciudad de Dolores la prueba de “rastros” a las ropas y zapatillas secuestradas, algunas de las cuales tienen manchas de sangre, y el examen scopométrico para saber a quién pertenece la zapatilla cuya suela quedó marcada en la cara de Báez Sosa. Máximo Thomsen es visto en el video de los momentos finales del crimen usando unas similares.
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