martes, 28 de enero de 2020

Harencia M: en los últimos dos años del macrifascismo cerraron 20 mil empresas de menos de 100 empleados

Un informe privado señala el crecimiento de la cartera de crédito irregular, el cierre de empresas y la "dinámica explosiva" que tuvieron los costos financieros sobre los resultados de las empresas. ¿Sobrevivirán las que quedaron en pie?


Los “problemas financieros encienden luces de alarma” en la industria y especialmente entre las pequeñas y medianas empresas, según advierte el último Informe de Coyuntura del IERAL, Fundación Mediterránea. En el trabajo se señala que el crecimiento de la cartera de crédito irregular, el cierre de empresas y la “dinámica explosiva” que tuvieron los costos financieras sobre los resultados de las empresas, especialmente durante los últimos dos años de la nefasta gestión de Miauricio Macri Blanco Villegas.

El estudio se conoce en momentos en que el sector empresario en general -y las pymes en particular- vienen reclamando soluciones a las autoridades económicas. En el curso de la semana que acaba de concluir, la Unión Industrial Argentina, encabezada por su presidente, Miguel Acevedo, le pidió respuestas en este sentido al ministro de Producción, Matías Kulfas.

Fuentes de esta cartera aseguraron que durante el encuentro se acordó trabajar para recuperar la prefinanciacion de exportaciones y remarcaron que el objetivo es poder llegar rápidamente a tasas de interés más bajas que permitan reactivar el crédito para capital de trabajo.

Otro tanto sucede en la provincia de Buenos Aires. Cristian Girard, director ejecutivo de la Agencia de Recaudación (ARBA) anticipó que gobierno bonaerense instrumentará un plan de auxilio que incluirá líneas de créditos y moratorias impositivas con plazos de hasta 10 años y que el propósito es lanzar estas medidas en la primera semana de febrero. En esta materia está trabajando también Augusto Costa, el ministro provincial de Producción.

El “magro” desempeño en lo que hace al nivel de actividad en últimos trimestres se ha comenzado a hacer sentir en los niveles de irregularidad en el crédito de las empresas (situaciones de atraso, riesgo de insolvencia, entre otros), sostiene el trabajo del IERAL que fuera realizado por Marcelo Capello, Marcos Cohen y Vanessa Toselli.

Se registra un empeoramiento de los niveles de créditos en situación irregular, que pasó de 3,8% del volumen de préstamos a sectores industriales a mediados de 2018, a 6,5% en el tercer trimestre 2019.

A partir del análisis de los estados contables de 14 empresas vinculadas a la industria que tienen actividad bursátil, los autores concluyen que “los costos financieros tuvieron una dinámica explosiva en comparación con los resultados operativos de las firmas en los dos últimos años”. Mientras en 2014-2017 dichos costos representaron entre 48% y 55% del resultado operativo, en 2018 el peso creció hasta 105% y en 2019 a 191%, “reflejando una enorme carga financiera para empresas en los últimos dos años”.

El trabajo reseña que la situación empeoró especialmente desde el segundo trimestre de 2018, cuando fuertes subas del tipo de cambio y por ende de la inflación, deterioraron el poder adquisitivo de los ingresos fijos de la población, y por esa vía el consumo y la actividad económica.

La reducción de tasas observadas en las últimas semanas provee un paliativo, pero el informe considera que “no resulta suficiente dados los problemas acumulados”.

Dudas

El trabajo interroga sobre si sobrevivirán las empresas en este contexto macroeconómico y señala la pérdida de capital productivo registrada en los últimos años, como resulta del aumento en la cantidad de quiebras y la reducción en el número de empleadores. Al respecto, de las cifras oficiales resulta que entre 2017 y 2019 se observa una reducción de alrededor de 20 mil empleadores de menos de 100 empleados.

En el terreno de las soluciones, el trabajo plantea como posibilidad generar líneas de crédito específicas, como se implementó en el pasado con la línea de Crédito para Inversión Productiva (LCIP), en donde las entidades financieras debían orientar el 5% de los depósitos a créditos para la inversión (de los cuales la mitad debían tener como destinatarios a las pequeñas y medianas empresas). Pero se considera que en esta coyuntura debería preverse también que el destino del financiamiento sea refinanciar deudas financieras de , alargando plazos y aliviando la carga en el coto plazo.

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