viernes, 31 de enero de 2020

Marcial Thomsen, padre de uno de los acusados por el homicidio de Fernando Báez, reconoció que los agresores estaban borrachos: "Fue una tragedia"

Los diez imputados por el asesinato de Fernando Báez el pasado 18 de enero en Villa Gesell recibieron la primera visita de sus familiares en la cárcel de Dolores. El fiscal del caso no descarta que alguno de ellos pueda quedar desvinculado de la causa una vez que termine la instrucción. 


Luego de pasar su primera noche detenidos en la cárcel de Dolores, los diez rugbiers imputados por el crimen de Fernando Báez recibieron ayer la visita de sus familiares. 

Padres, madres y hermanos evitaron hablar con la prensa, con pocas excepciones, como la de los padres de Máximo Thomsen, uno de los dos imputados como coautor del homicidio, y Juan Pedro Guarino, señalado como "partícipe necesario". 

"Fue una tragedia. Lo lamento tanto por la familia de la víctima. No son asesinos. No sé qué se les cruzó por la cabeza", fueron las palabras de Marcial Thomsen, padre del mayor implicado en el crimen al ingresar al penal. 

Thomsen volvió a hablar con la prensa a la salida de la visita y volvió a disculparse con la familia de Fernando. "Intenté llamarlos varias veces. No sabría qué decirles. Si yo tengo el dolor que tengo, no sé qué sentirán ellos". "No me quiero despertar. Cada día que empieza, no quiero abrir los ojos", agregó. 

El padre del joven no fue preciso al hablar sobre la versión de su hijo sobre los hechos y describió que "para él fue una pelea, pero no se acuerda de cosas". 

"Estaban alcoholizados, pero no los justifico", agregó Thomsen, adelantándose a los peritajes toxicológicos. 

El hombre dejó un perfil de su hijo como "destrozado por la muerte de este chico, por lo que hicieron o lo que les salió"

En tanto, el padre de Gaurino fue mucho más escueto: "Hay que ponerse en lugar de ellos y es imposible. Es lo peor que le puede pasar a una persona. Ellos están bien, nosotros estamos mal"

La situación en el penal 

Los jóvenes fueron trasladados a Dolores antes de ayer, luego de terminar las ruedas de reconocimiento en Villa Gesell, donde el 18 de enero participaron del crimen de Fernando a la salida del boliche Le Brique.

El fiscal general de Dolores, Diego Escoda, indicó, ante la preocupación de los familiares de que los jóvenes sean agredidos, que "el Servicio Penitenciario tiene gente capacitada para que esto no suceda"

En ese sentido, Escoda precisó que los presos, durante los primeros días, pasan por un proceso de aislamiento y análisis, tras el cual son derivados a los distintos pabellones. 

Por otra parte, el fiscal de Dolores aclaró que la situación procesal de los 10 imputados será revisada en los próximos 15 días "con el análisis de la toda la prueba", para resolver la continuidad o no de las prisiones preventivas. 

Escoda precisó que 7 de los 10 imputados fueron identificados en las rondas de reconocimiento, pero señaló que podrían aparecer otras pruebas que los impliquen, como videos, pruebas de ADN en la ropa o nuevos testimonios. De todas maneras, no descartó que alguno de los detenidos pueda quedar en libertad, pero insistió en que la hipótesis de investigación los mantiene a todos acusado, al menos, como "participes necesarios". 

Clima de tensión fuera y dentro de la Unidad 6: en el penal de Dolores a los 10 rugbiers los llaman "los nenes bien"

Los llaman "los nenes bien" y "los muchachitos", son motivo de burla y de tensión dentro y fuera del penal de Dolores. 

Varias horas pasaron ya desde que los 10 rugbiers detenidos en Villa Gesell por el crimen de Fernando Báez Sosa fueron alojados en el penal de Dolores. 

Aunque la situación es tensa -porque es un mundo oscuro e inimaginable para los diez jóvenes que apenas si habrán accedido a él en series televisivas, y porque desde la población penal se hicieron llegar amenazas vinculadas a un supuesto castigo por un crimen brutal y considerado fuera de los códigos carcelarios y a una supuesta revancha por odio de clase-, el primer día transcurrió con supuesta tranquilidad. 

La Unidad de Dolores es una de las más antiguas del Servicio Penitenciario Bonaerense, es del siglo XIX, fue inaugurada el 27 de enero de 1877, con una capacidad de 188 personas largamente desbordada. Actualmente, tiene 947 presos, incluyendo a los 10 jóvenes acusados de asesinar a Fernando.

El hacinamiento, de todos modos, no tocará en forma inmediata a los nuevos detenidos. Permanecen en una celda ubicada en el pabellón 6, junto a la oficina de control, con una pequeña ventana que los mantiene visibles, con 5 cuchetas dobles, y un inodoro con puerta, todo un lujo en un penal bonaerense.

Allí permanecen Máximo Thomsen (20), el más complicado en la causa; Ciro Pertossi (19), el otro rugbier imputado como coautor del homicidio; Enzo Comelli (19), quien fue señalado por testigos como uno de los que golpeó a Fernando; Luciano Pertossi (18); Ayrton Viollaz (20); Matías Benicelli (20); Alejo Milanesi (20); Blas Cinalli (18); Juan Pedro Guarino (19), y Lucas Pertossi (20).

Por más que las autoridades afirman que son tratados con los mismos derechos que cualquier detenido, dentro del penal y también fuera, la tensión en el aire por las diferencias se corta con un cuchillo. En las redes sociales se registran diálogos como el siguiente: en el canal Somos Dolores, junto a una imagen de la calle Riobamba, donde se encuentra el penal, en la que se ve que fue interrumpido el tránsito, se lee: "¿Cortan la calle cada vez que traen presos? ¿O es porque llegaron los 'nenes bien'?", pregunta una mujer. "Llegan los nenes bien y todo se pone de patas arriba", responde otra y agrega que "es muy evidente, ¿no?". "Porque vienen los muchachitos", añade una tercera.

Por su parte, las autoridades del penal sostuvieron que los detenidos "no tendrán contacto con la población carcelaria y permanecerán ahí bajo estricta vigilancia y control".

De todos modos, la estancia en el penal de Dolores será efectiva hasta que la justicia dicte la prisión preventiva. Es muy probable que luego pasen a otro penal, el más apuntado es la Unidad 57 de Campana, inaugurada hace un año, diseñada para jóvenes adultos (entre 18 y 21 años) acusados o que deban cumplir condenas cortas. No será el caso de los rugbiers, si es que se los encuentra culpables y se los condena a perpetua, pero su falta de antecedentes penales y la edad puede permitirles adaptarse a este penal, con capacidad para 600 jóvenes.

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