martes, 28 de enero de 2020

“Se iban riendo”: qué hicieron los rugbiers después de matar a Fernando Báez Sosa, según el testimonio de la testigo que permitió encontrarlos

Una empleada de un hotel cercano a la escena del crimen fue quien marcó a la Policía Bonaerense el lugar hacia el que habían escapado los imputados.


Andrea Ramos, testigo clave del asesinato de Fernando Báez Sosa
En la madrugada del sábado 18, Andrea Ramos, recepcionista y serena del hotel Inti Huasi en Villa Gesell, ubicado a mitad de camino entre el boliche Le Brique y la casa que alquilaban los rugbiers en la zona de Pinar del Norte, se encontraba en el deck del complejo, cuando vio pasar a un joven corriendo por la calle con la camisa desabotonada.

Andrea declaró en la causa por la muerte de Fernándo Báez Sosa, a cargo de la UFI Nº 6. Lo que dijo fue clave. Gracias a ella y a su relato, los diez acusados de Zárate están presos en una celda, con el penal de Dolores en el horizonte.

“Cuando veo esa secuencia me asomo y veo a un grupo de chicos parados frente al supermercado. Lo que pensé fue que lo estaban persiguiendo al otro y por eso agarré el teléfono para ver qué pasaba y llamar al 911”, explica Andrea sobre su primera reacción, creyendo que se trataba de una patota en busca de su víctima.

Según la reconstrucción de la mujer, el grupo estuvo parado ahí poco más de un minuto. Después comenzaron a caminar apurados en el mismo sentido en que el otro joven acababa de correr. “Cuando pasan cerca del hotel le gritan al que iba adelante, ‘no corras’, llamándolo por un diminutivo que no me puedo acordar cuál era, entonces me doy cuenta de que eran amigos o conocidos y desistí de llamar al 911”, relató.

“Cuando pasa frente al hotel este grupo de chicos, que eran 8 más o menos, narran una pelea que habían tenido y lo hacen de manera burlona, se reían, decían que le habían roto la jeta a uno, que estaba lleno de sangre. Yo pensé que era una pelea más de las que suceden en el verano, uno está acostumbrado a que se agarren a trompadas por cualquier cosa y no le di la atención necesaria”, agregó.

Fue cerca de las ocho de la mañana que el encargado del hotel vio entrar por la puerta a efectivos de la DDI de Villa Gesell, que le pidieron autorización para revisar las habitaciones del albergue en busca de los acusados, de los que tenían imágenes tomadas de las cámaras de seguridad.

“Entonces el encargado les cuenta que yo había visto la secuencia y me hace hablar con el personal de la DDI, que me pregunta por cómo era la ropa, en qué horario había sido, y por la cara que ponían ellos me di cuenta de que estaba dando datos precisos y concretos”, contó la empleada, que inmediatamente fue trasladada hasta la Comisaría 1ª de Villa Gesell para prestar declaración.

La mujer marcó exactamente la dirección en que había escapado el grupo y aseguró, porque los había seguido con la mirada hasta perderlos, que no habían entrado en el bosque. Solo había tres casas en las que podían estar y una de ellas se encontraba vacía. Las posibilidades se reducían a dos viviendas.

Delante de Andrea, el comisario de la DDI llamó por teléfono a la fiscal Verónica Zamboni y le dijo que tenía datos certeros a partir de la declaración de una testigo. “Le dice que mi testimonio era real y habilita a que se haga el allanamiento en el que los detienen”, repasa ella, sobre las circunstancias que antecedieron a la captura.

Así, fueron detenidos en la mañana siguiente por la DDI de Gesell, incautándose una zapatilla ensangrentada, ropa y celulares que serán peritados. Al día siguiente, los diez se negaron a declarar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario