La economista búlgara puso el foco en las economías en dificultades. “Por supuesto es difícil, es duro para la gente, pero siempre tenemos que pensar qué pasaría si el Fondo no estuviera allí”, dijo.
Kristalina Georgieva suele ilustrar la distinción básica entre buenas y malas políticas públicas con su historia personal. “Cuando se trata de mejorar la vida de la gente, el trabajo duro empieza por casa”, dijo ayer a la mañana en su primera presentación como directora gerente del Fondo Monetario Internacional.
La escuchaban unas 300 personas en el hall central del edificio de la calle 19, entre ellos su actual número dos, David Lipton, la economista jefa del FMI, Gita Gopinath, y Anne Krueger, la ex subdirectora gerente del Fondo cuando el país cayó en default casi 18 años atrás.
"Aprendí esta lección de primera mano al crecer detrás de la Cortina de Hierro. Fui testigo del alto costo de las políticas inadecuadas. Y también vi cómo la aplicación de políticas correctas, con el apoyo internacional, puede volver a situar a un país y su gente en la senda hacia la prosperidad", agregó Georgieva.
La nueva jefa del Fondo también tuvo un mensaje para las economías en dificultades, como la Argentina, aunque no la mencionó en ningún momento. Cuando se le preguntó sobre su visión para los países con situaciones financieras apremiantes y cómo piensa llevar adelante el mandato del FMI, Georgieva admitió que “por supuesto es difícil, es duro para la gente, pero siempre tenemos que pensar qué pasaría si el Fondo no estuviera allí, cuál sería la situación de una economía completamente quebrada sin ninguna esperanza de reconstrucción”.
Así, la ejecutiva puso en el centro otra vez al organismo multilateral de crédito. Su estrategia con la Argentina fue criticada en los últimos días por figuras de peso, como los premio Nobel Joseph Stiglitz y Paul Krugman y Nouriel Roubini. Si bien este último aclaró que no lo cree un destino inevitable, explicó que una eventual ruptura sería una fuente de incertidumbre tal que podría afectar a la economía global. “Se repiten errores y ellos deberían haberlo sabido”, dijo Krugman.
Ayer, Georgieva dio otra definición, que también puede tener resonancias en la Argentina: “Lo que quiero que hagamos en nuestro trabajo con los países en problemas es que seamos lo que Christine Lagarde definió en su despedida: una billetera y un cerebro, pero por sobre todas las cosas un corazón que late”.
“Tenemos que pensar en los más vulnerables, que son afectados por las políticas, y debemos poder ayudarlos. Necesitamos tener la empatía", agregó.
Con esos parámetros generales guiará en los próximos años la relación con la Argentina, sin importar cual sea el gobierno que surja de las elecciones del 27 de este mes. Esto incluye por supuesto disciplina fiscal, políticas monetarias sólidas con bancos centrales independientes, reformas estructurales y, en momentos en que la economía global se desacelera, apertura comercial ya que, según afirmó la economista búlgara, "el acceso a nuevos mercados es fundamental para mejorar el nivel de vida".
Es el menú clásico de políticas del llamado consenso de Washington, un atisbo de las condiciones que estarán sobre la mesa en la renegociación del acuerdo stand-by con la Argentina. No habrá grandes modificaciones en la línea argumental del FMI, pero sí una atención especial a los sectores más vulnerables y posiblemente más herramientas para atender las necesidades de los gobiernos, según pudo saberse. Esto es, una mayor variedad de programas, adaptables a distintas realidades.
Aunque aún no hay nada en concreto, en momentos en que el país se prepara para encarar una nueva renegociación una mayor oferta de programas puede ser clave para la redefinición de la relación con el organismo multilateral.
Dos semanas atrás Georgieva se reunió con Hernán Lacunza en las oficinas del FMI. “La Argentina es un miembro importante del FMI y queremos que tenga éxito”, dijo luego. El ministro de Hacienda de Miauricio Macri Blanco Villegas volverá a Washington en menos de una semana para continuar un diálogo que no será fácil porque a pocos días de las elecciones todo depende de ese resultado. No habrá un apoyo adicional hasta que esa incertidumbre se despeje.
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