Mientras Miauricio Macri Blanco Villegas juega al fútbol y sigue con la gran Gira Despedida, pymes y grandes empresas no resisten la crisis: se multiplican los cierres, los despidos y la contracción de producción.
La espera hasta diciembre se hace cuesta arriba y algunas empresas comienzan a reducir turnos y aplicar suspensiones para tratar de llegar al cambio de gobierno, aunque otras con menos espalda terminan por quebrar antes. En el primer caso se encuentra la terminal automotriz Renault, que decidió eliminar un turno de producción para concentrar su acotada operatoria en una sola jornada de seis horas por la mañana. Por su parte, la gigante alimenticia Arcor aplicó suspensiones de personal, cierre en días preestablecidos y adelantamiento de vacaciones. Ambas firmas habían presentado balances negativos el año pasado, con pérdidas millonarias producto de la devaluación, que no lograron revertir en los meses siguientes. Por último, la fábrica de aberturas metálicas (aluminio) Esteban, del partido bonaerense de Moreno, cerró sus persianas definitivamente, dejando a 70 operarios sin trabajo.
En al caso de Renault, la ampliación de la producción se había producido en 2010, cuando la terminal francesa comenzó a trabajar en dos turnos diarios de soldadura, pintura y montaje en su fábrica Santa Isabel, Córdoba. Esto le permitió aumentar la producción diaria un 30 por ciento, equivalente a 100 vehículos, hasta un total de 440 unidades diarias. Pero la constante pérdida de poder adquisitivo de los salarios comenzó a erosionar las ventas del complejo automotor. Actualmente Renault produce 160 vehículos por día.
La parálisis llegó el año pasado, cuando un salto del dólar del 100,2 por ciento congeló el consumo, mientras que el ajuste acordado con el Fondo Monetario terminó de empujar la economía a la crisis. Como consecuencia, Renault registró una pérdida de 8650 millones de pesos -equivalente a 200 millones de euros- dentro del balance global, según comunicó el grupo al difundir sus resultados del año pasado. Finalmente, la compañía decidió eliminar el turno que había creado casi una década atrás para todas las áreas. “Hemos decidido que sólo se realicen tareas en el turno mañana”, señalaron desde la compañía. La decisión afecta a 270 trabajadores. “La idea es que realicen diferentes actividades, incluso capacitaciones”, indicaron en la empresa.
Otra gigante caído en desgracia es Arcor, que hace dos años está aplicando recortes en sus distintas controladas. El grupo que preside Luis Pagani dispuso una serie de medidas de recorte en todas las empresas de la compañía para enfrentar la situación económica. Al igual que Renault, el año pasado sufrió duramente el efecto de la crisis, como ocurrió con otras firmas del sector alimenticio –donde la Argentina se destaca por su calidad- como Molinos Río de la Plata y Mastellone. Según comunicó a la Bolsa, Arcor perdió 1011 millones de pesos.
Desde el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) confirmaron que la empresa dispuso vacaciones “obligadas” por dos semanas a partir del 4 de noviembre. El resto de las vacaciones se reanudarían desde el 30 de diciembre. La medida afecta al personal de las instalaciones de Colonia Caroya (Córdoba), Villa Mercedes (San Luis), Salto (Buenos Aires) y Tucumán. La medida se adoptó por la caída del consumo y la acumulación de stock. Desde el holding indicaron que, para otros centros de producción, “se evalúa día a día, según la demanda”. Hace dos meses la firma había anunciado el cierre de la planta de conservas La Campagnola y el despido de 125 trabajadores que se desempeñaban en el lugar.
De menor envergadura, pero con un mayor daño laboral, la empresa dedicada a la confección y venta de cortinas y aberturas en aluminio y pvc cerró sin previo aviso. Los 70 trabajadores de la empresa Cortinas Esteban, ubicada en la localidad de La Reja, partido de Moreno, se anoticiaron del cierre al llegar a sus puestos de trabajo, donde fueron informados de que la firma iba a presentar quiebra. Hay reuniones en las puertas de la empresa, encabezadas por referentes de los sindicatos maderero, de la industria del plástico y de comercio, que son los tres que nuclean a los trabajadores. “La empresa se venía atrasando con el pago de las últimas quincenas y la producción había mermado a cerca del 70 por ciento de su potencial, pero nada hacía prever el cierre”, aseguró Gabriel Casco, delegado del Sindicato de Madereros. “Nos vamos a quedar acá, haciendo una vigilia hasta saber qué va a pasar con nosotros”, agregó el referente gremial en la fábrica.
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