Los datos informados por el INDEC difieren sustancialmente con las estimaciones oficiales, que preveían un crecimiento del 3,5%
La economía argentina finalmente registró -de acuerdo a la informado ayer por el INDEC- una caída del 2,6% en el 2018, lo que coloca a la actual recesión como la más pronunciada desde el 2009.
Los datos coinciden exactamente con los pronósticos del FMI, aunque difieren en forma sustancial con las estimaciones del régimen macrifascista.
De acuerdo a la ley de presupuestos, el nivel de actividad tenía que mostrar un crecimiento del 3,5%, el más importante de toda la era Macri Blanco Villegas. Pero incluso hace tan solo un mes en el Foro Económico Mundial de Davos, Dujovne seguía insistiendo con que la merma encontraría un tope en el 2%.
Así, se demuestra que la estabilidad cambiaria de los últimos meses no es suficiente para reactivar una economía que no encuentra piso y se encamina a su cuarto trimestre consecutivo en recesión.
Es que con una tasa de interés que no baja del 50%, los especialistas no visualizan motores que la impulsen a futuro y ponen en duda el famoso rebote del que tanto habla el gobierno para el segundo trimestre del 2019.
A su vez, los últimos indicadores inflacionarios reflejan que será muy difícil reactivar la economía a partir de una recomposición de los salarios reales que traccionarían al consumo interno.
Es por eso que la recesión no encuentra piso y en diciembre alcanzó un impresionante recorte del 7%, el segundo más alto de toda la era Cambiemos. Las contracciones más destacadas se dieron en el Comercio con un desplome del 15,7% y la Industria Manufacturera (-14,2%), con el agravante que a su vez son las dos actividades de mayor incidencia en el conjunto de la economía.
Otras de las ramas más golpeadas fueron Intermediación financiera (-3,4%), Pesca (-4,8%), Electricidad, agua y gas (-6,8%), Transporte y comunicaciones (-4,1%) y Construcción (-12,7%), que decididamente ya está reflejando el fuerte parate de la obra pública.
En contraposición, entre los sectores que presentaron un mayor dinamismo se encontró solamente la enseñanza (1%) y la agricultura, ganadería, caza y silvicultura (4,7%) que comienza a recuperarse del efecto sequía.
De esta manera, no sólo se mantiene la contracción económica general, sino que se profundiza al superar los picos de caída de junio (-6,6%) y septiembre (-6,1%), meses que sufrieron el impacto directo de la devaluación.
La comparación desestacionalizada contra noviembre, hasta ahora el peor mes de la recesión, muestra una mejora del 0,7%, que está lejos de representar el inicio de un cambio de ciclo económico.
El mismo comportamiento se había registrado en julio y agosto de forma consecutiva, lo que no evitó la terrible caída del último cuatrimestre.
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