En la Rosada se aferran a la gobernadora fascista bonaerense, la única figura que penetra en los sectores populares beneficiada por el formidable blindaje mediático.

En la Rosada detectaron que María Eugenia Vidal, la segunda integrante de aquella fórmula, es la única figura del PRO que penetra en los sectores populares a los que el ex hijastro de Flavia Palmiero ya no enamora.
Las encuestas no le dan respiro al retrasado mental. La última que hizo la consultora Circuitos indica que Macri Blanco Villegas perdería contra Cristina por 42,5 a 39,9. Lo más preocupante para el oficialismo es que el 64,5 por ciento no cree que el régimen fascista pueda resolver los problemas económicos del país. Es por ese motivo que el macrifascismo tiene que esconder la economía en la campaña y apostar a ganar sólo con la política.
El mismo sondeo, sin embargo, indica que Vidal le ganaría a Cristina por 46,1 a 43,5. El dato no pasa desapercibido para la cúpula del PRO. Ya comenzaron a interpretar que no alcanza con haber forzado a la gobernadora fascista para que no desdoble las elecciones y traccione votos para Macri Blanco Villegas en octubre: si hay un balotaje, Vidal ya no estará en la boleta.
No por nada el idiota confeso, en las entrevistas que dio a coro en su gira por Asia, se encargó de dejar en suspenso el nombre de su acompañante. Si Vidal es candidata a vicepresidenta estará en la boleta de noviembre.

Si bien nunca se sometió a una elección ejecutiva, Stanley tiene contacto directo con los sectores populares a través del ministerio de Desarrollo Social y cuenta con el apoyo de Macri Blanco Villegas, Vidal y Horacio Rodríguez Larrata.
En el entorno de Vidal creen que es prácticamente imposible que acompañe al hijo bobo de Franco Macri en la fórmula. El principal argumento es que según el vidalismo, la reelección en la provincia no corre riesgos, ya que a la imagen de Vidal no la afecta como al subnormal la crisis económica ni la inseguridad. Lo que reconocen que afecta directamente a los números de la gobernadora fascista es el conflicto docente. Por eso Vidal lanzó una ofensiva el último mes y armó mesas políticas en todos los distritos para desactivar la bomba llamada Baradel.
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