Se trata de la cooperativa cristalería San Justo. Por el aumento de las tarifas y la suba del dólar deben 6 millones de pesos.
Luego de sobreponerse a la crisis del 2001, resistir el remate del inmueble y levantarse en el 2003 para funcionar como cooperativa durante 15 años, los trabajadores de Cristalería San Justo parecen estar viviendo un deja vu. A partir de diciembre de 2015, la realidad de esta coopartiva fue empeorándose cada día más y este año cortaron su producción sin saber con certeza si van a volver a funcionar. Los tarifazos, y los aumentos en insumos, más la suba del dólar hace casi imposible ver un futuro para 60 familias.
Alejandro Víctor Wieliki hace 20 años que trabaja en la fábrica que hace ópticas para autos, artículos de bazar e iluminación recordó esos años de lucha y como están atravesando esta situación. “En el 2001 los dueños se borraron, nos dejaron abandonados, vino el síndico y en dos meses dijo que esto no era viable y lo llevó a la quiebra. Estuvimos un año en la calle, en la puerta y cuando nos enteramos de que iba a remate hicimos un abrazo a la fábrica, frenanos el remate, instalamos carpas acá en la puerta. Estuvimos tres meses y 16 días. Hoy somos cooperativa hace 15 años”, señaló.
Desde el 2003 fueron consiguiendo los insumos para poder empezar a trabajar, la ley de expropiación y con subsidios lograron ponerse de pie. “Nosotros parábamos acá para hacer la reparación. 15 años trabajamos sin interrupción. Exportábamos, vendíamos. Vino este gobierno y con el tarifazo el primer año trabajamos 4 meses, este año trabajamos 3 meses. De 300 mil pesos de gas que pagamos ahora están llegando tarifas de dos millones”, sostuvo.
Con el cambio de gobierno, el Estado dejó de venderles la energía por medio de Enargas y tuvieron que empezar a comprar el gas de manera tercerizada. La cristalería tiene dolarizada el consumo del gas: en diciembre de 2015 pagaban 2,70 el btu. En la actualidad pagan 5,70. Más de un cien por ciento más, a eso hay que sumarle que la suba intempestiva del dólar hace que el costo sea exorbitante.
Al respecto, Wieliki agregó que "paramos con la fábrica llena de mercadería. No hay ventas. Lo que se vende es para pagar las tarifas. Años anteriores parabamos tres meses pero para arreglar el horno, para pintar la fábrica, para arreglar, para agrandar. Hemos agrandado un montón. Teníamos plata e invertimos plata: para hacer un horno hace cinco años invertimos 10 millones de pesos. Teníamos plata y no le pedimos plata a nadie. Hoy en día debemos 6 millones de pesos de gas... Qué vamos a hacer un horno nuevo. Esto se parece al 2001”.
A las altas tarifas se le suma la apertura de las importaciones, haciendo un combo casi letal para esta empresa como para muchas más: "hoy en día estamos produciendo una copa que de costo tiene 13 pesos y sale 18 a la calle De China viene a ocho. Es imposible competir. Paramos para tener una solución, volver a arrancar pero si no hacen nada para que esto camine, va a ser dificil que nosotros podamos arrancar esta fábrica”.
Para poder subsisitir los trabajadores además hacen changas de lo que consigan, quienes viven lejos o una familia que mantener tienen menos responsabilidad para ir hasta la fábrica. Quienes viven cerca son los que se encargan de abrir y vender el stock que les queda para saldar las deudas.
Por el momento, las ayudas prometidas durante la campaña quedó en eso. Ya pasaron dos años del cambio de gobierno y hasta el propio ministro de Trabajo estuvo con ellos. “El año pasado vino el ministro de Trabajo Triaca, se presentó acá para dar una ayuda, dijo que iba a hacer una quita importante de lo que es el impouesto al gas, ganaron las elecciones y se fueron. Lo que nos dieron por 6 meses es un subsidio de 4 mil pesos, que es una vergüenza porque yo no quiero vivir de subsidios, yo quiero vivir del trabajo, de lo que yo genero, el trabajador siempre vivió del trabajo”, concluyó Wieliki.
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