Organismos de derechos humanos y sectores de la oposición se movilizaron en Chile, a 46 años del golpe de Estado que derrocó al ex presidente Salvador Allende, en memoria de las víctimas, y aprovechando la jornada para recriminarle a Sebastián Piñera su decisión de no realizar un acto oficial en conmemoración. El presidente mufa finalmente habló por la tarde dando un breve discurso desde el Palacio de la Moneda, donde dijo que el golpe significó un "gran fracaso" para el pueblo chileno.
Como parte de la jornada conmemorativa, se realizaron distintas actividades junto a la estatua del ex presidente Salvador Allende, levantada a metros de La Moneda.
El Partido Comunista y el Patido Socialista de Chile marcharon juntos desde las 11 de la mañana por la céntrica Alameda de Santiago hasta llegar a la estatua del ex mandatario, donde depositaron claveles y una corona de flores a los pies del monumento.
También se realizaron los llamados “velatones” (marcha de velas encendidas) en las inmediaciones del Estadio Nacional, el Estadio Chile y otros centros de detención y tortura, como Villa Grimaldi, al este de la capital
La marcha hacia el palacio presidencial de La Moneda (bombardeado por aire y tierra por los militares golpistas el 11 de septiembre de 1973), tenía como base el reclamo de conocer el paradero de los más de mil prisioneros políticos que aún permanecen desaparecidos. En más de cuatro décadas, solo cerca de un centenar fueron hallados. El domingo, miles de personas participaron de una caravana hacia el Cementerio General de Santiago, en un acto que culminó con la represión de carabineros y un saldo de 23 detenidos.
Reclamos a Piñera
La presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira Matus, aprovechó la jornada de memoria para exigirle a Piñera que asuma una postura que "represente a todo el país”.
“Piñera tiene la obligación de conmemorar una fecha tan trágica para este país. Están sumándose a la política del negacionismo: hay que recordar que muchos de ellos (los funcionarios del actual gobierno) fueron cómplices de la dictadura cívico-militar”, dijo Lira.
En el mismo sentido, la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos presentó una querella para perseguir la responsabilidad como cómplices del régimen de algunos ministros chilenos, hasta ahora fuera del alcance de la justicia. “Acabamos de presentar una acción criminal en contra de cada uno de los que ocuparon cargos de ministros en los 17 años de dictadura, porque en 17 años de dictadura el exterminio no sólo lo practicaron los agentes de los aparatos represivos”, expresó Lorena Pizarro, presidenta de la organización.
La nieta del destituido expresidente Salvador Allende, la diputada socialista Maya Fernández Allende, que también participó de las actividades, se refirió a la necesidad de no olvidar el horror. “Creo que queda mucho por hacer todavía en materia de justicia y por tanto es importante no olvidar y recordar, estar aquí por ellos, no sólo por Salvador Allende. Claramente era el líder de todos ellos, pero fueron muchos los que dieron su vida por un Chile más justo y solidario”, expresó Fernández.
Su primo, el médico y dirigente Pablo Sepúlveda Allende, recordó por su parte que “la impunidad en Chile es total” y agregó, en sintonía con las agrupaciones de derechos humanos, que “muchos cómplices de la dictadura chilena ocupan lugares en el Senado, o son ministros del gobierno de Piñera".
Silencio oficial
El martes, autoridades del gobierno habían anunciado que no se realizarían actos oficiales durante la jornada. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, (miembro de la comisión legislativa de la Junta Militar), explicó que no se suspendían los actos porque este año “no es significativo en comparación a otros”.
Ayer por la tarde, el presidente Piñera decidió dar un discurso que no estaba previsto desde La Moneda, en el que llamó a reflexionar sobre las causas y las consecuencias de lo ocurrido el 11 de septiembre de 1973. El mufa trasandino reconoció que el “quiebre de la democracia” con el golpe de Estado de Augusto Pinochet supuso “un gran fracaso” para toda una generación de chilenos.
En su breve discurso de 5 minutos, el presidente no aceptó preguntas de la prensa. “Estoy seguro de que la inmensa mayoría de los chilenos aprendió de los errores del pasado y tienen un firme propósito de no repetirlos en el futuro”, afirmó.
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