El presidente de la AMIA aprovechó la conmemoración frente a la sede de Pasteur 633 para manifestar su claro apoyo al alineamiento de Macri Blanco Villegas con Estados Unidos. También repitió la versión oficial de la muerte del fiscal.
El acto por un nuevo aniversario del atentado por la AMIA tuvo un lema poderoso, el de marcar 25 años de impunidad, y un centro muy claro, el de apoyar el alineamiento del régimen macrifascista con la política internacional de Estados Unidos, Israel y sus aliados más cercanos.
De yapa y en la voz del presidente de la entidad judía argentina Ariel Eichbaum, Miauricio Macri Blanco Villegas recibió un fuerte apoyo a la versión de que el fiscal Alberto Nisman fue asesinado. No sólo eso, ya que según resaltó Eichbaum, fue asesinado por ser el fiscal de la AMIA. Lo que faltó por completo fue alguna palabra sobre el encubrimiento en tiempos del turco innimbrable, del rol del juez de la época y sus fiscales, o del entonces presidente de la DAIA, Rubén Beraja. Es como si los problemas con la causa del atentado que dejó 85 muertos hubieran empezado con el memorando de entendimiento con Irán.
Con 24 ceremonias de conmemoración, el acto en la calle Pasteur ya había desarrollado tradiciones estables. A las 9.53 suena una sirena, esta vez acompañada por las de patrulleros, autobombas y ambulancias en toda la ciudad, y se lee el nombre y la edad de las víctimas. Cientos de personas contestaron presente a cada nombre, algunos con un rictus personal de haber conocido a ese nombre, otros bajando los ojos al escuchar que una víctima tenía 19 años al morir destrozada.
Hubo caras que se reconocían, más canosas, sosteniendo fotos de hijos o personas queridas congeladas en una eterna juventud. Había una mujer rezando en silencio, un hombre que decía “presente” casi gritando, mientras abrazaba a una mujer que apenas puede susurrar.
Todo esto ocurría bajo la mirada algo incómoda de dos personajes que son una novedad: por primera vez, en medio del público hay un Humvee verde oliva, blindado, idéntico a los que se ven en Irak o Afganistán, con las portezuelas del techo abierto y dos hombres de uniforme negro, vestidos como una película de guerra. Tenían el casco a la alemana que ahora usan los norteamericanos, lleno de cables y accesorios. También un chaleco antibalas lleno de bolsillos y accesorios, guantes, anteojos oscuros, pasamontañas que les tapan las caras. Uno tenía una M4 colgada del hombro, también complicada de accesorios para francotiradores. El otro tenía una mano arriba de su arma, un fusil automático pesado negro y flamante, montado en un bípode y apuntado a la multitud. Había que acercarse al Humvee para ver que no son los marines, es la Policía Federal disfrazada.
El acto fue tibio, apenas un aplauso para cuando se pone una rosa y una vela también para Nisman, ahora agregado a las víctimas del atentado. Un video muy bien producido de pibes que nacieron el 18 de julio de 1994 fue recibido en silencio.
Eichbaum trató de despertar pasiones preguntándose cómo puede ser que a un cuarto de siglo del atentado no haya ni un responsable preso. Como no explicó por qué puede ser eso, la afirmación es recibida en silencio.
Luego afirmó que es falso que no se sepa nada sobre el atentado, porque se sabe que fue Hezbollah, organización que según la DAIA tiene redes por todo el continente para reunir fondos y financiar el terrorismo. Por eso, explicó Eichbaum, está muy bien que se cree un registro local de grupos terroristas y se ponga a Hezbollah en la lista. El primer aplauso de la mañana fue tibio.
La siguiente crítica era justa, pero no fue aplaudida. Eichbaum se preguntó cómo puede ser que le tome diez años a la Justicia para volver a juzgar a Alberto Telleldín, al que da por culpable de haber provisto la van que se usó como auto bomba en el atentado y de saber para qué la iban a usar. Ante el silencio, el líder comunitario pasó a un número más seguro: Nisman, el corrupto, inoperante y putañero fiscal al que “recordamos porque su tarea en la causa le costó la vida”. Nisman, dice Eichbaum, “fue asesinado por ser fiscal de la causa AMIA”, y así se ganó su segundo aplauso, algo más energético.
Como entusiasmado, mencionó el memorando de entendimiento con Irán, “al que nos opusimos desde el primer día” porque iba a llevar la investigación “a un laberinto”. Fue entonces en que se vivió un momento casi freudiano, ese en que una figura pública niega sin que le pregunten estar haciendo exactamente lo que está haciendo. Es cuando Eichbaum dice “nunca usamos la causa Amia para ningún interés político”.
Fuente: nota de Sergio Kiernan para Página/12
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