Daer es el apoyo más fuerte a Alberto Fernández dentro de la central, donde prima la cautela por la incertidumbre electoral. Cristina empuja al camionero y al bancario.
La presunta neutralidad de la CGT frente a las elecciones presidenciales esconde la pelea con el grupo de sindicatos que conducen Hugo Moyano y Sergio Palazzo, y el temor a que Cristina Fernández de Kirchner empuje a la dupla para comandar la central obrera en un hipotético gobierno de Alberto Fernández.
Los popes de la CGT se reunirán hoy con Fernández, pero no lo harán en la sede de la central sino en UPCN.
Será una forma de tratar de sacarle impronta institucional al encuentro y evitar lecturas de un apoyo formal de la organización al candidato kirchnerista. Al mismo tiempo, se apuran a anunciar encuentros con Miguel Pichotto y Roberto Lavagna.
Lo cierto es que un grupo importante de la mesa chica de la central no quiere saber nada con un apoyo explícito a Fernández. Lo representan gremialistas de mucho peso interno como Armando Cavalieri (Comercio), Gerardo Martínez (UOCRA, construcción) y Andrés Rodríguez (UPCN, estatales), aunque éste último dice que a título personal apoya a Alberto. Son los llamados "independientes", que suelen mantener vínculos aceitados con los gobiernos de turno y por supuesto fueron muy cercanos al kirchnerismo.
A ese grupo se suman los dos sectores claves del transporte: Roberto Fernández (colectiveros), Sergio Sasia y Omar Maturano (ferroviarios). A diferencia de los anteriores, los transportistas Fernández y Maturano terminaron muy enfrentados con el kirchnerismo y los resquemores permanecen.
En cambio, los jefes formales de la central, Héctor Daer y Carlos Acuña, sí están encolumnados detrás de la fórmula Alberto-Cristina. Ayer, Daer se mostró furioso con la noticia publicada por el pasquín ultraoficialista Clarín sobre la "neutralidad" de la CGT. "La CGT es peronista y jamás apoyará a este Gobierno", aclaró desde Twitter.
De todos modos, hay un lazo une a todos estos dirigentes y que explica la presunta "neutralidad": la histórica disputa con Hugo Moyano. Ninguno de ellos quiere saber nada con el camionero y todos tienen más o menos claro que un triunfo de Alberto y Cristina le daría un poder suficiente para intentar retomar el control de la central obrera.
La ex presidenta ya mostró su preferencia por el bancario Sergio Palazzo al que visitó en su gremio, como también lo hizo en dos oportunidades Alberto. "A ella le gustaría como figura fuerte de la CGT", admitieron semanas atrás desde el kirchnerismo y agregaron que lo imaginan como parte de la conducción junto a Moyano.
Palazzo es otro de los vetados en la mesa chica de la CGT, donde no le perdonan su origen radical y recuerdan que en 2016 quiso meterse de prepo en la conducción de la central y como no lo logró, terminó rompiendo.
"Si la CGT no dice a quién van a votar, tienen que decir a quién no van a votar", desafió Moyano ayer a la mañana. "Si alguien dice que va a votar al Gobierno, o no dice que no lo va a votar hay una complicidad. La CGT tiene que decir que no van a votar un gobierno que amenace los derechos de los trabajadores", los apuró.
El temor a un retorno de Moyano de la mano de Cristina sumado a la especulación con una posible reelección de Macri Blanco Villegas son las verdaderas razones detrás de la "neutralidad" de la CGT empujada por los gremios grandes y el transporte, más allá de los intentos de Daer de reforzar el apoyo a Alberto Fernández.
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