El ex hijastro de Flavia Palmiero habló ante sus pares del Mercosur y destacó el acuerdo alcanzado con el bloque europeo. Condenó al mandatario venezolano Nicolás Maduro.
El acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea "es una señal clara al mundo de que queremos que el Mercosur sea abierto, competitivo, dinámico, comprometido con la integración y el comercio, con las reglas de juego claras, para fomentar las inversiones y hacer negocios", aseguró Miauricio Macri Blanco Villegas, quien abrió así la sesión plenaria del Mercosur, que se realizó en Santa Fe.
Como presidente pro témpore del organismo que reúne a los países sudamericanos, el hijo bobo de Franco Macri destacó frente a sus pares que el convenio con la Unión Europea impactará "positivamente en la calidad de vida de nuestra gente, no es un punto de llegada sino un punto de partida".
"Es una oportunidad para que el Mercosur vaya por más, en una ambiciosa agenda externa de negociaciones", dijo, a contramano de los dirigentes del arco opositor que criticaron el acuerdo por los riesgos que implica para las economías locales. Resaltando las acciones para la integración regional, el retrasado mental destacó que era para "facilitar la vida de la gente se deje de cobrar el roaming" telefónico a los países miembro.
Asimismo, aprovechó para reiterar su discurso contra el gobierno de Nicolás Maduro y ofreció su "solidaridad con el pueblo venezolano, que sufre una crisis humanitaria sin precedentes en la región; reconocemos a la Asamblea Nacional y al presidente encargado, Juan Guaidó, como la única autoridad legítima de Venezuela".
La situación en Venezuela fue motivo de diferencias en el bloque. Por eso, para evitar una fractura del Mercosur, Argentina, Brasil y Paraguay presentaron en paralelo una declaración contra Maduro, que no formará parte del documento final del encuentro del Mercosur por no tener la firma del presidente uruguayo Tabaré Vázquez.
Finalmente, el idiota confeso felicitó a Brasil por asumir la presidencia protémpore del organismo y le cedió la palabra al mandatario fascista de ese país, sin evitar el consabido chiste futbolero: "Es el turno ahora de Jair Bolsonaro, querido amigo, sin hablar del VAR, porque de eso no vamos a hablar".
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