lunes, 15 de julio de 2019

El marido de Isabel Macedo despliega una campaña paralela pensando en 2023

El gobernador sorete de Salta recorre el país con agenda propia y en pocos casos camina con Lavagna, que recién estará activo la semana que viene.


Juan Manuel Urtubey es el candidato que más caminó Argentina desde que cerraron las listas, aunque ni siquiera aspira a reemplazar a Miauricio Macri Blanco Villegas y en los papeles no es más que el segundo de Roberto Lavagna.

En sus comunicados no siempre lo deja claro. "Se jugó por Alternativa Federal y, hace meses, recorre el país con una opción para aquellos desencantados con dos modelos que nos enfrentan y que son funcionales entre sí", se presenta.

Elogia a Lavagna por ser "quien nos sacó de la peor crisis de la Argentina", pero a veces hasta lo define sólo como su "compañero de fórmula" y no el presidente que necesitan sus compatriotas.

Su narrativa tiene lógica: cuando aún tenía pretensiones de pelear por llegar a la Casa Rosada, Urtubey admitía que sus posibilidades de ganar eran casi nulas y la campaña le permitiría aumentar su nivel de conocimiento para volver a intentarlo en 2023, en un contexto por demás incierto. Su plan no cambió, pero sí su lugar en la boleta, aunque de a ratos no pareciera, porque sus fotos con Lavagna no son tantas como las que circulan junto a vecinos de diferentes puntos cardinales.

El viernes, estuvo en Mar del Plata junto a Eduardo "Bali" Bucca, candidato a gobernador de Consenso Federal y el sábado en Chivilcoy. Lavagna no apareció en ninguna de esas recorridas y recién el jueves próximo se mostrarían juntos en Córdoba, la segunda foto del binomio desde el 22 de junio. La otra fue en San Juan.

En el bunker del economista niegan cualquier tensión. desmienten versiones de peleas por el cierre de listas y justifican las agendas paralelas en una necesidad de dividir tareas y poner un pie en al menos 15 provincias hasta el 11 de agosto. O sea, los dos valen lo mismo en cada suelo que pisan. 

Aun si así fuera, Urtubey, por las suyas, ya cumplió con su parte: en estos días caminó por Entre Ríos, Mendoza, Santa Fe, Chaco, Salta, Misiones, la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia. 

Siempre con asesores y comunicación propia, una logística envidiable en uno de los procesos electorales más austeros que se recuerde, con excepción de la impresionante maquinaria que despliega el macrismo, apoyado en la estructura y los fondos del Estado. 

La combinación de la causa de los cuadernos y el escándalo por los aportantes truchos en Cambiemos inhibió a los empresarios de hacer contribuciones y la ley de financiamiento político, sancionada para darles garantías, por ahora sólo complicó a los candidatos al exigir blanqueos de gastos superfluos en otras épocas, como la utilización de un local.

Por si fuera poco, la dirección nacional electoral recién repartirá los fondos públicos de campaña la semana próxima y no son abundantes: 1400 millones de pesos para las boletas y 680 a repartir entre todas las fuerzas para los tres turnos electorales, sólo la mitad en partes iguales y el resto según los votos obtenidos en la última elección. 

Un aporte insignificante y mucho más para Lavagna, que no tiene premio por 2017, cuando aún estaba lejos de la arena electoral. Por si fuera poco, esperaba una ayuda de algunos gremios que no aparece. "Estuvieron hasta el cierre de listas, se enojaron y desaparecieron", confirmó un candidato de Consenso Federal que recorre la provincia de Buenos Aires en su auto. La pelea con Luis Barrionuevo por la lista de la ciudad de Buenos Aires complicó más el vínculo. 

Aún está alquilado el local de la calle Paraguay, montado hace meses con una supuesta ayuda del gastronómico. Techint y otras empresas de primera línea se suponía iban a ser un soporte fundamental de su candidatura, pero por ahora los fondos no aparecen, comentan en su entorno. "El problema no fue si iba a internas o no, sino que se demoró en anunciar su candidatura y cuando lo hizo el escenario era otro. Y así nunca fue el candidato de ellos", explican.

El camino de Urtubey fue distinto: como relatan sus gacetillas, mantuvo firme su vocación presidencial y cuando se quedó sin espacio político buscó otras alternativas para no quedarse en la casa. El acuerdo con Lavagna llegó después de una oferta del hijo bobo de Franco Macri para ser su compañero de fórmula, ofrecimiento que se insinuó en una reunión en Olivos y se formalizó en la visita de Macri Blanco Villegas a Salta, cuando se los vio a ambos relajados en el living del salteño. La negociación no llegó a buen puerta pero avanzó mucho e incluyó a un empresario de primera línea.

Las relaciones quedaron en buenos términos y esa es otra diferencia de fondo entre el salteño y Lavagna. El ex ministro es durísimo con la administración del ex hijastro de Flavia Palmiero y tiene a ex funcionarios kirchneristas en su entorno, mientras que Urtubey nunca cruzó la línea de impugnación directa al modelo de Macri Blanco Villegas. Habrá que ver como se posicionan ambos si la Argentina enfrenta un ballotage entre el retrasado mental y Alberto Fernández. 

Junto al salteño continúa trabajando el consultor español Antonio Solá, quien hace un año definió los ejes de la campaña presidencial que nunca fue y, a cuentagotas, se los hace llegar al economista.

Algunos que participaron de la campaña de Massa en 2015, sufrieron el mismo ahogo del macrifascismo y el peronismo para que se baje y recuerdan las piruetas que hicieron falta para no salir de escena. "Todas las encuestas nos dan 5 puntos, pero la imagen de Roberto sigue siendo muy alta y aún hay muchos indecisos. No puede ser que ningún consultor lo proyecte un poco mejor", se indignan en el bunker del ex ministro.

Córdoba y Capital Federal son ejemplo: la grieta no consume el 90% del electorado y Lavagna sigue bien considerado por una parte de la población que no sabe a quien votar. En la Casa Rosada presionan para que la población no mire la boleta del ex ministro y de José Luis Espert. 

Urtubey se mantiene ajeno a esas disputas. Este lunes se afincará en Salta para potenciar a sus candidatos a legisladores nacionales y luego volverá a recorrer al país, sólo a veces con Lavagna, que si no tiene una elección por encima de los 10 puntos en agosto no le será fácil evitar un naufragio total en octubre.

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