La participación del productor en el precio final de la leche es de apenas un 21%. El costo del maíz se duplicó.
Si bien la reciente suba del dólar generó un alivio en varios complejos agroindustriales que reclamaban un tipo de cambio más competitivo, lo cierto es que a su vez causó serias complicaciones en diversas economías regionales al subir los costos productivos.
Se sabía desde la semana pasada el lobby que venían impulsando las industrias avícola y porcina para volver al esquema de retenciones vigente durante el kirchnerismo de manera tal de aliviar los precios de sus principales insumos.
Otro sector que quedó en jaque por la devaluación fue la lechería. Los datos oficiales muestran que en el último trimestre los tambos pequeños y medianos en la Argentina dejaron de ser rentables por el congelamiento de precios en un contexto inflacionario.
Según datos del Instituto de Economía del INTA publicados en el sitio especializado valorsoja.com, el precio promedio de la leche en abril pasado fue de $ 6,13 por litro, al tiempo que el costo de producción del tambo promedio se ubicó en $ 6,27 por litro.
Para tener una idea del impacto de la devaluación en los tambos, la tonelada de maíz -el principal insumo- hace un año se vendía a $ 2.440, mientras que este viernes en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se comercializó a $ 4.460 (casi el doble).
En el Mercado de Chicago (CBOT), el maíz aumentó en el último año de 146 dólares por tonelada a 158 dólares. La soja, en tanto, en la zona de Rosario se negociaba en mayo del año pasado a $ 3.870 por tonelada, al tiempo que ahora vale $ 7.290.
Por su parte, datos del INTA Rafaela revelan que en el último año el valor promedio de la leche pagado al tambero se ajustó un 17,2%, mientras que el balanceado subió 92%, el expeller de soja un 63%, el verdeo 41% y la pastura 36%, entre otros costos.
Un informe de la CAME que mide la brecha de precios entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el productor mostró que el valor de la leche se multiplica unas 4,7 veces entre las dos puntas de la cadena (la diferencia entre origen y destino es de un 370%).
Mientras el productor recibe alrededor de $ 6, el litro de leche se vende en las góndolas a un valor promedio de $ 28. Es decir, la participación del tambero en la cadena de valor es de apenas un 21,3%, muy lejos del 32% que reclaman para subsistir en la actividad.
En abril el Ministerio de Agroindustria informó que en el primer trimestre de 2018 la producción de leche creció un 14% respecto a igual periodo del año pasado, según datos del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLeA).
El aumento "se explica por los resultados de las provincias de Santa Fe y Córdoba que se encuentran por encima del promedio, mientras que las restantes provincias se ubican por debajo del mismo", según indicó Agroindustria en un comunicado.
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