La relación de los gobernadores con el ex hijastro de Flavia Palmiero atraviesa su peor momento en los dos años de gestión del PRO tras la detención del ex gobernador jujeño, Eduardo Fellner. Los mandatarios provinciales piensan endurecerse y hacerlo sentir en el Congreso.

A esto se suma que el ministro Nicolás Dujovne ya comenzó a pasar el peine fino por los giros a las provincias.
Fellner no es cualquier dirigente: es un ex gobernador querido por el PJ, partido que presidió, y su detención motivó un comunicado firmado por la liga de mandatarios provinciales. Es un hecho inédito, puesto que en tan solo una semana firmaron dos documentos muy críticos contra la Rosada.
El anterior comunicado lo habían firmado contra la intervención del PJ, que fue tomado como una maniobra burda del macrismo. La intervención del partido golpea directo a los mandatarios, tanto porque forman parte de las autoridades del PJ nacional como porque la intromisión de Luis Barrionuevo podría generar un efecto derrame en los partidos provinciales.

Olvidado el pacto de la Moncloa con el idiota confeso, ahora endurecerán la postura en el Congreso y para eso ya presionaron al sorete mal cagado de Miguel Ángel Pichetto para que le ponga una pausa a su afición por el dialoguismo con el PRO.
En ese sentido, planean unirse al resto de la oposición para citar de nuevo al ministro Luis Caputo, que se salvó de lo peor de la interpelación en el Congreso por el escándalo del papelito con Gabriela Cerruti.
Al mismo tiempo, amenazan con dos medidas que perjudicarían seriamente al plan económico del Gobierno: una es la presentación de proyectos para frenar los tarifazos y otra es la posibilidad de bajarse pacto fiscal como hizo el gobernador pampeano Carlos Verna.
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