En el régimen macrifascista no opinan del insólito mensaje enviado por Caputo a una diputada; prefieren celebrar que -según entienden- el ministro pudo aclarar todo. No es lo que opina la oposición, que insiste por una reanudación que no sucederá. Otro sector del peronismo comienza a caminar rumbo a 2019.
Toda la expectativa política estaba puesta esta última semana en la exposición del ministro de Finanzas en el Congreso. El régimen y la oposición más dura obsesionados por una presentación en la que uno -el macrifascismo- tenía mucho que perder si Luis Caputo trastabillaba; y otro -los opositores- apostaban un pleno a demoler a un técnico sin experiencia política, con la estrategia de no darle tregua en el marco de una reunión que pretendían tornar extenuante.
Con esas perspectivas, el ministro concurrió a la cita convenientemente ejercitado, con la ventaja de conocer los puntos límites en los que sus interlocutores iban a machacar. En rigor, no hay certezas de que así fuera, pues no alcanzó a escuchar todas las preguntas: entre otros, quedó fuera el camporista Rodolfo Tailhade, autor de cuatro denuncias que involucran a Caputo, y un convencido de que podía ponerlo contra las cuerdas. No pudo ser, y tendrá que reprochárselo a su compañera de bancada Gabriela Cerruti, que con el escándalo que desató en lo que pretendió transformar en el “papelito-gate”, le dio al ministro la excusa perfecta para retirarse.
Precisamente para entonces Caputo ya había comenzado a exhibir un notorio cansancio, al cabo de cuatro horas y media de una reunión de comisión iniciada bien temprano. El propio funcionario lo expuso cuando en medio de los gritos le dijo al senador Mayans “vamos porque igual yo ya estoy muerto”. Desde el oficialismo aseguran que se había acordado que se tenía que ir a eso de las 13, pero eso no se había puesto a consideración de la bicameral. Si no hubiera sido lo del papelito, el escándalo hubiera estallado por la inminente decisión de dar por concluida la reunión; de un modo u otro, los gritos estaban asegurados.
Más allá de los reproches que les puede haber merecido el insólito mensaje que sobre la marcha decidió mandarle el ministro a una diputada, en el régimen macrifascista consideran que Caputo salió “bien parado e indemne” del examen. Dicen que pudo finalmente aclarar su relación con las offshore y que expuso de manera “sólida” la trama del endeudamiento. Exageran.
Valoran sobre todo la primera parte, que suele ser la que más atención despierta, en la que Caputo pudo confrontar con Axel Kicillof, el primer opositor en preguntar.
El ex titular del Palacio de Hacienda le reprochó a Caputo que vaticinara un descenso del endeudamiento “a partir de 2020, cuando ustedes ya no van a estar”, dijo, a lo que el ministro replicó recordándole el tema del dólar futuro y las “bombas”’ que le dejó el gobierno de Cristina al de la alianza de derecha Cambiemos, a modo de vencimientos para cuando sabían que ya no iban a estar.
Cierto es que en el marco de la sucesión de preguntas, las referencias a las offshore se reiteraban una y otra vez. En el balance, la oposición se fue al otro extremo al declamar tras el encuentro que el funcionario no había logrado aclarar ninguno de los cuestionamientos, ni tampoco había echado luz sobre el tema del endeudamiento.
Es verdad que en el marco del fárrago técnico claramente hubo cuestiones que no alcanzaron a ser respondidas, y dudas que el propio ministro dejó abiertas respecto de la deuda contraída. En lo referente a las sociedades offshore, está claro que es un tema que tendrá que terminar de resolver la justicia.
Resultó paradójico que justamente el bloque Justicialista de Diputados -a cuyo pedido acudió a la bicameral el ministro- no haya alcanzado a hacer preguntas: su representante, el salteño Javier David, fue uno de los que se quedó sin hablar. Un destrato para un bloque clave con el que el oficialismo busca y necesita tener una relación afinada. Por el contrario, el final abrupto llevó al presidente de esa bancada, Pablo Kosiner, a alinearse con los más críticos, señalando que Caputo “no logró dar explicaciones claras y optó por escaparse (...) Alguien que se va de esa manera, reconoce que no podía dar explicaciones”.
Ese final con escándalo dio pie a que desde la oposición en su conjunto, pero fundamentalmente el kirchnerismo y el Frente Rejuntador -que en Diputados vienen mostrando un discurso afín-, reclamaran la vuelta del ministro para continuar con el interrogatorio interrumpido. Eso no va a suceder. Lo dio por sentado el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, para quien la exposición de Caputo fue “contundente, clara y suficiente”.
Pero más allá del fastidio del interbloque Argentina Federal de Diputados, su contraparte en el Senado no parece en la misma sintonía, pues José Mayans, se dio por satisfecho ante lo que consideró “una explicación completa”. Para el presidente de la Comisión Bicameral de Control de la Deuda Externa, "se cumplió el objetivo" y ahora deberán abocarse a analizar la documentación entregada por las autoridades sobre el tema del endeudamiento.
Muy crítico del régimen, sobre todo en los últimos tiempos, llamó la atención la buena sintonía de Mayans con Caputo, que dio lugar a suspicacias, sobre todo cuando al día siguiente Mugrizio Macri Blanco Villegas mantuvo un cordial encuentro con el gobernador Gildo Insfrán, durante su minigira por el NEA. Mayans es un hombre muy cercano al sorete mal cagado Miguel Ángel Pichetto, aunque en los últimos meses había mostrado ciertas discrepancias con el rionegrino. Pero sobre todo reporta a su gobernador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario