El ex jefe de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) responsabilizó directamente al Ejecutivo fascista y a un sector de la Justicia por la difusión de sus conversaciones privadas con Cristina Fernández de Kirchner. “Los jueces y encargados de velar por los derechos constitucionales están cometiendo ilícitos penales con la complicidad del Ejecutivo", denunció el ex funcionario y adelantó que presentará una denuncia. “Están haciendo inteligencia interna y espionaje político", alertó.

Parrilli, además de al ex hijastro de Flavia Palmieroe, le adjudicó la maniobra a la corporación judicial. “Los jueces y los encargados de velar por los derechos constitucionales están cometiendo los ilicitos penales con la complicidad del Ejecutivo", denunció el ex funcionario, quien además adelantó que se presentará personalmente para hacer una nueva denuncia por la difusión. “Están haciendo inteligencia interna y espionaje político, escuchan las grabaciones para saber qué piensa Cristina Kirchner del resto de los dirigentes", agregó en declaraciones a FM La Patriada.
Antes de ayer un artículo recuperó fragmentos de sus conversaciones privadas, en las que la actual senadora y ex mandataria hace referencia a la incogible Margarita Stolbizer y al vende humo Sergio Massa. En este caso, su charla sucede luego de una reunión entre el referente del massismo y el actual jefe del Bloque Justicialista del Senado, Miguel Ángel Pichetto. La misma nota recupera que esas grabaciones forman parte del expediente que instruye el juez federal Ariel Lijo y en el que interviene el fiscal Guillermo "medio polvo" Marijuán.
En ese sentido, Parrilli también cargó contra el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, a quien calificó como “un cómplice silencioso del gobierno”.
“Hay una persecución política y mediática implementada por los jueces serviles al poder. Así como en los '70 utilizaban a los militares para interrumpir las democracias, hoy utilizan a los medios y al Poder Judicial”, alertó el ex funcionario y aclaró que a él lo investigaron durante ocho meses “y no encontraron nada”.
“No hay delito. Me hicieron seguimiento personal, me pincharon los teléfonos. Estamos viviendo en un Estado policial", se lamentó Parrilli.
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