Una contraoferta de último minuto de Pablo Iglesias no alcanzó para evitar el quiebre total de Podemos y el PSOE.
El fracaso de las negociaciones entre el Partido Socialista y Podemos culminó ayer con la derrota de Pedro Sánchez en la sesión de investidura, donde no logró los votos necesarios para poder continuar como presidente del Gobierno y dejó a España al filo de un nuevo llamado a elecciones.
El fracaso de la investidura de Sánchez era un hecho desde que la formación izquierdista anunció que mantendría su abstención, al comienzo del debate.
No había forma que el socialista lograra la mayoría sin el voto de Podemos, a menos que lograra la abstención de un sector de la derecha, una estrategia que tuvo al principio de las negociaciones pero que fue rechazada de plano por los liberales de Ciudadanos.
"El acuerdo no ha sido posible", lamentó Sánchez en un breve discurso en el que cuestionó las exigencias de Podemos y les enrostró haber dejado pasar la oportunidad de formar un gobierno de coalición. Acusó además a Iglesias de haber querido ingresar al gobierno para controlarlo y le recordó que salió cuarto en las elecciones. "La izquierda útil es la que gana y sirve a la gente y cambia las cosas ¿De qué sirve una izquierda que pierde incluso cuando gana?", remarcó.
Más allá del anuncio de la abstención, el discurso de Pablo Iglesias pareció abrir una puerta a un acuerdo de último minuto. El líder de Podemos (que le reclamó "respeto" al presidente) dijo que renunciaba al Ministerio de Trabajo (la gran traba de la negociación) si Sánchez le cedía las competencias para dirigir las políticas activas de empleo.
La propuesta causó asombro en el Congreso de los Diputados. La cara de fastidio y la negación con la cabeza de Sánchez rápidamente parecieron echar por tierra la posibilidad, aunque la puerta quedó abierta. Los minutos posteriores mostraron al socialista concentrado casi por completo en su teléfono celular. Lo mismo hacía Iglesias ya en su banca.
Aunque nada hacía pensar en un giro de último segundo (el socialismo se encargaba de hacer trascender a los medios que no aceptaba la propuesta), la incertidumbre permaneció en el ambiente hasta que fue el turno de la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, que se refirió en muy duros términos a Iglesias.
"No vamos a aceptar chantajes ni imposiciones", lo cruzó. La socialista, además, lo acusó de desconocer el funcionamiento del gobierno porque las políticas de empleo están transferidas a las comunidades autonómicas. "¿Quiere dirigir el Ministerio sin conocer sus competencias?", lo chicaneó. Iglesias sonreía.
De nada sirvieron los encendidos discursos de nacionalistas vascos y catalanes que hicieron un pedido urgente para que el PSOE y Podemos sellen un acuerdo. El representante de los catalanes del ERC anunció la abstención, lo que consideró un gesto de grandeza de su líder, el detenido Oriol Junqueras promotor de la indenpendencia. "Miren a los de la derecha, están encantados de la vida. Están aplaudiendo con las orejas. Ellos si tuvieran que pactar a estas alturas ya tendrían pactados hasta los sobresueldos", ironizó.
La votación terminó como se preveía. Sánchez obtuvo los mismos 124 votos a favor que tuvo el martes y sólo logró bajar los rechazos, que quedaron en 155. En tanto, las abstenciones subieron a 67, de los cuales 42 fueron de Podemos. El resultado deja a las claras que la izquierda tenía votos de sobra para formar gobierno.
Tras la fallida investidura, ahora se abre un período de dos meses para determinar si puede haber otra candidatura o se celebran nuevas elecciones. En las próximas horas, el rey Felipe tiene que decidir si convoca inmediatamente a una nueva ronda de consultas o da un tiempo a los partidos para saber más adelante si hay opciones de proponer otra vez una candidatura. Esta segunda opción es la que parece más probable teniendo en cuenta los antecedentes históricos.
La fecha límite es el 23 de septiembre y en caso de que no hubiera sido posible una investidura, un día después se convocarían nuevas elecciones legislativas, que se celebrarían el 10 de noviembre.
El fracaso de hoy convierte a Sánchez en el primer candidato a la Presidencia del Gobierno desde 1978 con dos investiduras fallidas en su haber, la anterior en 2015 cuando había alcanzado un acuerdo con Ciudadanos. En ambas ocasiones, la caída del socialista se concretó con el rechazo de Podemos, que sí lo apoyó el año pasado en la moción de censura contra Mariano Rajoy.
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