El senador, que quiere ser presidente, se reunió en su domicilio con Gerardo Morales, Ernesto Sanz y su amigo juez.
El 17 de julio a las 16 horas Miguel Ángel Pichotto sostuvo una reunión de dos horas con Claudio Bonadio. Una semana después, el juez federal clarinista salió de redada y denunció a Cristina por asociación ilícita. La reunión se realizó en sus oficinas de Paraná 776 y duró dos horas, desde las 16 a las 18.
En la reunión estuvieron presentes el gobernador fascista jujeño que mantiene presa a Milagro Sala, Gerardo Morales, y el radical Ernesto Sanz.
Según lo publicado por Diego Cabot en el pasquín ultraoficialista La Nazión, 48 horas después se organizó el operativo: “El 19 de julio, a las 12 horas, uno de los investigadores me llamó. Había una reunión urgente. Entré al edificio en donde funcionan los juzgados federales en plena feria y de tarde. Éramos un puñado y el pedido que me hicieron fue concreto: si declaraba mi fuente, los movimientos serían inmediatos”.
Así, Cabot revela que cuarenta y ocho horas después de la reunión Pichotto-Bonadio el operativo para meter presa a Cristina se puso en marcha.
Los movimientos de Pichotto son seguidos con atención por peronistas y funcionarios de la alianza de derecha Cambiemos. Por un lado, cada vez se confía menos en que mantenga su palabra de no aceptar el desafuero de Cristina hasta que tenga condena efectiva.
Por el otro, se sabe que Pichotto se ofrece para reemplazar a Macri Blanco Villegas vía Asamblea Legislativa en el caso de que el pelotudo hijo de puta caiga por la crisis económica.
La reunión con Bonadio y el perseguidor de opositores Morales en su domicilio dos días antes de que se de vía libre al operativo lo muestra como protagonista de la jugada para sacarse de encima a Cristina.
Fuente: nota de Roberto Navarro para El Destape web
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