El distrito más rico del país, gobernado desde hace 11 años por el macrifascismo, no cubre las necesidades más básicas de la población y de la niñez. Desidia y ausencia del Estado.

En un informe publicado por el periodista Juan Amorín en el programa El Destape, las propias maestras del colegio número 10 del barrio corroboraron lo expuesto y sostuvieron que varios de sus alumnos "se duermen" o presentan "dolores de cabeza y de panza" producto "del hambre" que padecen en sus casas.
En diferentes certificados médicos que se presentaron en el comedor social del barrio y en el establecimiento escolar, donde especialistas del Centros de Salud y Acción Comunitaria (CESAC) número 8 del Gobierno de la Ciudad, quedó asentado por parte de la doctora Nancy Melina Verón que los menores presentan "bajo peso" y solicitan un apoyo de raciones alimentariasen los lugares de contención para que puedan salir de la difícil situación.
Como si esto fuera poco, los propios docentes del establecimiento denunciaron que "en los CESAC no quieren entregar los certificados porque saben que exponen al Gobierno porteño y no quieren meterse en un problema" y aseguraron que entregan el remedio pero no el diagnóstico ya que "intentan dilatarlo lo máximo posible".
"Ahora los chicos se encanutan el pan antes de entrar al colegio para poder acompañar la comida y llenarse la panza", relató Eugenia, una de las docentes a cargo de séptimo grado en el colegio.
Por su parte, los docentes continúan reclamando al régimen fascista porteño de Horacio Rodríguez Larrata por el vergonzoso estado de las viandas escolares: comida podrida, raciones pequeñas y hasta gusanos son algunos de los tantos problemas con los que tienen que lidiar quienes educan en los barrios.
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