viernes, 15 de junio de 2018

La ley del aborto generó un fuerte debate en la cúpula de la alianza de derecha Cambiemos

María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larrata quisieron frenar la ley, mientras Marcos Peña Braun Menéndez y Jaime Durán Barba la dejaron correr. La furia de la Iglesia.


La media sanción al proyecto de ley de despenalización del aborto provocó un fuerte debate interno en la alianza de derecha Cambiemos y sacudió desde el interbloque de Diputados hasta la cúpula del régimen macrifascista.

El debate en la Cámara baja dejó en evidencia la existencia de dos bandos bien marcados, no sólo en el bloque de diputados donde la tensión fue evidente. También quedó marcada esa "grieta" en la conducción política del oficialismo.

Es que por un lado, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larrata trabajaron para evitar que la ley salga, mientras que Marcos Peña Braun Menéndez y Jaime Durán Barba dejaron correr y casi empujaron el tema. Es lo mismo que sucede en la negociación con el peronismo, mientras los primeros tejen lazos con Massa y Pichotto, los segundos los rompen.

En este caso, la gobernadora fascista bonaerense fue a visitar días atrás al Papa Francisco y volvió con un mensaje claro: la ley no puede salir. Según pudo saberse, el Sumo Pontífice le dijo a Vidal y a Carolina Stanley que hagan lo que tengan que hacer pero que frenen el avance del proyecto. No sucedió.

En el caso de Rodríguez Larrata, fue el único de los gobernantes del oficialismo que se encargó de llamar a diputados para que no voten la ley. El alcalde porteño estaba preocupado porque entre los que se expresan en contra del aborto, el 90% es votante duro del PRO. Esto lo golpea en algunos de sus bastiones electorales, como Recoleta, donde el 80% rechaza la ley, según las encuestas que le acercaron.

En la misma línea se movieron la tullida Gabriela Michetti, que ayer mismo convocó a los senadores para preparar la resistencia, y la desquiciada Elisa Carrió, que por la mañana, luego de la votación amenazó con romper la coalición fascista gobernante por la aprobación del aborto legal (ver nota aparte en esta misma edición).

En este sector había mucha preocupación por las advertencias de la Iglesia. Días atrás, un obispo cercano al Papa reunió a algunos diputados de distintas fuerzas y les habló directamente a los del PRO. Les preguntó cómo podía ser que el régimen haya puesto este tema en agenda y les advirtió que estaba poniendo en riesgo a su base electoral, que asisten a sus escuelas, universidades e iglesias. Por último, les consultó cómo iba a hacer Macri Blanco Villegas para solucionar este problema. En la Iglesia están furiosos por la autorización que el ex hijastro de Flavia Palmiero le dio al ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, para ir a defender el aborto al debate en Diputados.

En la vereda opuesta a Vidal y Rodríguez Larrata, Marcos Peña y Durán Barba fueron los ideólogos de haberle dado vía libre al tema, algo que fue pensado para poner temas sociales en la agenda hasta que se acomode la economía.

En la Rosada dicen que ni el jefe de Gabinete ni Rogelio Frigerio operaron para sacar la ley, por una orden directa de Macri Blanco Villegas. Pero en la Iglesia no pasó desapercibido que la esposa de Peña Braun Menéndez haya difundido su apoyo a la despenalización. Quienes sí jugaron y muy fuerte por la ley fueron la dipsómana Patricia Bullrich Luro Pueyrredón y Humberto Schiavoni, que incluso habrían logrado torcer algún voto durante la madrugada del jueves.

Como sea, en el régimen macrifascista están aliviados con el resultado de la votación. Si bien en un principio lo pensaron como un distractivo y creían que no tendría apoyo suficiente, la impresionante movilización social a favor de la norma los terminó convenciendo de que lo mejor era la aprobación.

Se trata de un debate interno que se dio hasta los últimos días y, de hecho, Macri Blanco Villegas recién sobre el final se convenció de que lo mejor era que avance. La lectura que se hizo en el régimen es que si el "no" ganaba por mucha diferencia no habría consecuencias, pero si el resultado era ajustado, el hijo bobo de Franco Macri quedaría expuesto por no haber movido a su bloque, donde el rechazo fue mayoritario. Para peor, la movilización se mantendría en un contexto económico y político donde no hay buenas noticias para dar.

La contracara es que la aprobación del aborto golpea al oficialismo en su voto duro. En la Rosada admiten esto pero lo relativizan porque -dicen- todavía falta mucho para las elecciones y tienen tiempo para recuperarse. Además, creen que ese votante tampoco tiene opciones electorales para volcarse.

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