Docentes y delegados rechazaron la actitud de Norma Panzzitta, quien se negó a incorporar a las Madres al proyecto interdisciplinario "Mujeres que hicieron historia" y las acusó de "criar subversivos".
Docentes y delegados del distrito escolar 16 de la ciudad de Buenos Aires repudiaron a una supervisora de bibliotecas del nivel primario que se negó a incorporar a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en un proyecto interdisciplinario, sobre quienes consideró que su único aporte había sido “criar subversivos”.
“La defensa de los Derechos humanos y el trabajo por la Memoria, la Verdad y la Justicia es algo en lo que los docentes trabajamos todos los días. No aceptamos el negacionismo, la teoría de los dos demonios ni nada que atente contra vida plena en democracia en nuestro país”, sostuvo Daniel Arroyo, docente y delegado de la Unión de Trabajadores de la Educación, entidad que encabezó el rechazo y organizó, en ese contexto, las jornada de “Lectura por la memoria” que se llevará a cabo mañana en todas las bibliotecas del distrito. La Mesa por la Memoria y los Derechos Humanos de la Comuna 12 se sumó al repudio.
Las declaraciones negacionistas sucedieron durante una jornada de capacitación docente que se llevó a cabo la semana pasada para maestras, maestros y personal docente de las escuelas primarias de la Comuna 12, en los barrios porteños de Villa Pueyrredón, Villa Devoto, Villa Urquiza y alrededores. Allí, un grupo de maestras y maestros contaron su intención de trabajar con sus estudiantes sobre las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo en el marco del proyecto, incorporado en el diseño curricular distrital de las instituciones de educación primaria, “Mujeres que hicieron historia”.
“Entonces, esta supervisora (Norma Panzzitta) expresó su disconformidad, dijo que no le parecía correcto meter la política en la escuela y que lo único que habían hecho las madres y abuelas había sido ‘dar a luz a subversivos’”, parafraseó Arroyo, delegado por UTE en ese distrito. En ese encuentro, Panzzitta sostuvo que si los docentes continuaban en la postura de trabajar con las referentes de esos organismos de derechos humanos, ella “sacaba a las Bibliotecas del proyecto”, reconstruyó el delegado que también integra la Mesa por memoria y Derechos Humanos de la Comuna 12. Desde allí se sumaron al repudio de las declaraciones de la funcionaria educativa y exigieron “que las autoridades educativas tomen las medidas nesesarias” para separarla de la actividad pedagógica.
“En el marco de las normas vigentes, reivindicando y entendiendo el rol fundamental y protagónico de las Madres, las Abuelas y los Hijos en la lucha por los derechos humanos, entendemos como docentes la necesidad de seguir trabajando en las aulas por los derechos humanos, la memoria, la verdad y la justicia”, sostuvo Arroyo para fundamentar el repudio que la comunidad educativa distrital, y el gremio en general, dedicó a los dichos de Panzzitta. “No aceptamos el negacionismo, la teoría de los dos demonios ni nada que atente contra vida plena en democracia en nuestro país”, insistió.
En ese sentido, consideró que los dichos negacionistas encuentran su agravante en el cargo de autoridad que la mujer que los expresó ostenta. “Se está negando a cumplir con una política pública. Los contenidos vinculados con el proceso de memoria, verdad y justicia están incluidos en la currícula educativa, no son decisión de los docentes”, apuntó Arroyo. Por último, el docente de grado contextualizó las declaraciones ofensivas en “un clima de época”: “El 2x1, el desfile de funcionarios de los gobiernos porteño y nacional que ponen en duda la cantidad de desaparecidos abrieron una puerta para que esto suceda”, concluyó.
Mientras ajustan los preparativos para registrar la queja contra la actitud de la supervisora negacionista por las vías administrativas, desde UTE organizaron para este jueves una jornada de “Lectura por la memoria” en las 21 escuelas primarias del distrito para “reafirmar el compromiso con los Derechos Humanos de los establecimientos y el personal docente que los sostiene”.
Por Ailín Bullentini para Página/12
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