La Conferencia Episcopal Argentina planteó la necesidad de dialogar en base a "una agenda abierta y sensible a la realidad nacional". Los obispos pidieron atender las necesidades de los más pobres y remarcó la responsabilidad del Estado en esa tarea.
Mediante una carta dirigida a Miauricio Macri Blanco Villegas, las autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina respondieron ayer a la convocatoria hecha por el retrasado mental, señalando su disposición al diálogo, pero advirtiendo que "para que sea fructífera debe haber ante todo un encuentro de todos los actores políticos y sociales" y con "una agenda abierta y sensible a la realidad nacional, a la vida de los más pobres y al proyecto de país que soñamos y queremos". De esta manera los obispos, si bien expresan su disposición a participar, también exponen el sentido que, según la jerarquía católica, demanda la propuesta.
El breve documento, emitido en Roma, donde los obispos se encuentran en "visita ad limina" para reunirse con el papa Francisco, está firmado por los obispos Oscar Ojea (presidente), Mario Poli y Marcelo Colombo (vicepresidentes) y Carlos Malfa (secretario general), todos ellos integrantes de la Comisión Ejecutiva del episcopado.
"La Iglesia ha participado históricamente de diversos encuentros que buscaron salidas fecundas para el país", dicen los obispos en su misiva y recuerdan que "la experiencia de la Mesa del Diálogo Argentino, en un pasado reciente, confirma esta contribución desde nuestro lugar de pastores a la vida nacional".
En el 2001, cuando ante la crisis social y económica el Episcopado propició un espacio de encuentro, quienes conducían entonces la Conferencia Episcopal afirmaron que "el diálogo imprescindible y urgente necesita renunciamientos sinceros en la mente y el corazón de toda la dirigencia", que "debe tener como horizonte la fundación de un tiempo nuevo y no ser el espacio de un intercambio de beneficios o de réditos políticos" y que, al mismo tiempo "debe ser una búsqueda sincera de la verdad y del bien de todos con una permanente preocupación por los más pobres".
Ahora la jerarquía católica se expresa en términos similares pidiéndole al ex hijastro de Flavia Palmiero una convocatoria amplia, "escucha atenta" y una "agenda consensuada". En la carta los obispos sostienen que "pensamos que para que (la convocatoria del régimen) sea fructífera debe haber ante todo un encuentro de todos los actores políticos y sociales, para escuchar detenidamente las prioridades de cada uno y, luego de una escucha atenta, buscar elaborar una agenda consensuada".
También anotan que esa agenda debe expresar "con la mayor fidelidad los aportes positivos de los convocados" y, en una referencia que bien puede leerse como una crítica a la estrategia de la Casa Rosada, "debe ser el resultado de un encuentro y no anterior a él".
Planteando su propio punto de vista respecto de los pasos a dar la jerarquía católica considera "muy importante favorecer un ámbito de diálogo para la búsqueda de consensos en torno a una agenda abierta y sensible a la realidad nacional, a la vida de los más pobres y al proyecto de país que soñamos y queremos".
Hay también en el texto una referencia clara al rol y a la responsabilidad del Estado. "La solidaridad y la importante intervención del Estado en relación con la dignidad de todos los argentinos no debieran estar ausentes, porque constituyen el marco humano e institucional que aseguran un acuerdo duradero", sostienen los obispos en la carta enviada al hijo bobo de Franco Macri.
Finalmente los obispos le recuerdan al subnormal que "esta convocatoria nos encuentra en Roma informando al Santo Padre y sus colaboradores acerca de nuestra tarea pastoral en nuestras diócesis" y que esta labor se prolongará por unos días, no obstante lo cual siguen atentos a lo que sucede en el país.
Fuente: nota de Washington Uranga para Página/12
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