El jefe de Gabinete descartó que se evalúen cambios en el "mejor equipo de los últimos 50 años", luego de que el dólar se disparara el miércoles por encima de los 34 pesos yMugrizio Macri Blanco Villegas anunciara el pedido de adelantos al FMI. “Hay una transformación, no un fracaso", consideró el sorete mal cagado y aventuró que "la Argentina va a salir adelante y más fortalecida… lo dicen todos los indicadores”.
Ayer a la mañana, tras otra jornada negra para la economía argentina, con el dólar por arriba de los 34 pesos y el anuncio de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el jefe de Gabinete, Marcos Peña Braun Menéndez, intentó llevar tranquilidad sobre el panorama económico y negó rotundamente que el país atraviese una crisis.
“No creemos estar ante un fracaso económico ni mucho menos”, aseguró el hijo de puta aunque su explicación no sonó muy convincente. A pesar de defender la política económica del régimen, reconoció que hubo un “exceso de optimismo” e intentó responsabilizar el mal trago al “fracaso estructural” de fines de 2015.
“Tenemos que seguir trabajando. No creemos estar ante un fracaso económico ni mucho menos. La Argentina va a salir adelante y más fortalecida… lo dicen todos los indicadores”, afirmó el ministro coordinador, que descartó un cambio de gabinete ya que no “hay soluciones mágicas por esa vía”.
En declaraciones a la ultraoficialista radio Mitre, el Peña Braun Menéndez insistió con que los indicadores demuestran que el país no atraviesa una crisis y mencionó los rubros de turismo, exportaciones y telecomunicaciones. “Hay una transformación, no un fracaso. Hay momentos más difíciles y otros donde la cosa va más fácil”, se justificó.
Sin embargo, consultado por los indicadores que omitió mencionar y que indicarían una crisis económica grave, como el riesgo país por arriba de los 700 puntos, una devaluación del peso del 80 por ciento, la recesión económica, la caída del empleo y la actividad industrial, entre otros, el sorete mal cagado dijo que eso era “ver la foto y no la película”.
“Si mirás la película más grande está la Argentina que, siendo uno de los países más ricos del mundo, tiene un 30 por ciento de pobreza, eso es un fracaso”, dijo, acudiendo a un lugar común. “La foto de ayer es correcta, expresa parte de eso. Nosotros lo vemos como parte de un proceso de recuperación pero el fracaso estructural es el desequilibrio que recibimos en 2015”, sostuvo para referirse al fracaso económico pero sin nombrarlo.
El jefe de ministros reconoció el malestar social y la frustración pero se lo adjudicó al “exceso de ambición” en el régimen como por ejemplo con las metas de inflación que quedaron muy lejos de la realidad. “La Argentina está yendo por el camino correcto. Nunca nos engañamos”, volvió a asegurar, al tiempo que recordó que el hijo bobo de Franco Macri “tiene el mejor equipo para hacer esa tarea”.
Más tarde, desde el Consejo de las Américas, el jefe de Gabinete volvió a repetir el discurso oficial: negar la crisis con el argumento de no ver la foto sino la película y resaltar los “problemas estructurales” como parte de la pesada herencia. “Pensaban que las dificultades económicas nos harían detener el cambio. El cambio de verdad tiene que seguir adelante”, defendió Peña Braun Menéndez el plan económico del Gobierno.
“Tuvimos un primer cuatrimestre de lo más potente en materia de inversión y crecimiento, pero al mismo tiempo una tensión porque ese crecimiento no se siente en la calle. Pensar que se puede crecer a partir del consumo es una ilusión óptica, no funcionó en ninguna economía del planeta”, sostuvo el funcionario que justificó parte de la crisis que atraviesa el país por las “turbulencias” del contexto financiero internacional. “Esas turbulencias y esas situaciones dejaron expuestas las vulnerabilidades estructurales de la Argentina. Somos el país que más veces ha vulnerado los contratos internacionales en el mundo”, dijo.
El jefe de Gabinete también mencionó la causa de los cuadernos como otro de los problemas estructurales del país. “Es otro de los problemas estructurales que tenemos que cambiar de raíz porque va más allá de un gobierno y de una fuerza. Argentina sigue viviendo en un altísimo nivel de informalidad y eso nos generó más dudas y más turbulencias”, concluyó.
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