"Parece que no bastó con detenerme. Quieren hacerme callar", denunci{o el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde hace cuatro meses, en una columna publicada ayer en el periódico Folha de S. Paulo.
Lula, de 72 años, denuncia una vez más un complot de "poderosos sin votos y sin ideas", que lo condenaron "sin pruebas". Acusado de haber recibido un apartamento en la costa de Sao Paulo por parte de una constructora involucrada en el escándalo de Petrobras, el ex sindicalista metalúrgico cumple una pena de 12 años y un mes de prisión en Curitiba.
El líder del Partido de los Trabajadores, a pesar de estar entre rejas, sigue encabezando todas las encuestas de cara a las presidenciales de octubre. "Soy candidato porque no cometí ningún crimen. Desafío a los que me acusan a mostrar pruebas de lo que hice para estar en esta celda", exige.
En su columna, Lula también rechaza la decisión de una jueza de prohibirle dar entrevistas en su celda. "Después de años calumniándome ¿no quieren que tenga el derecho de hablar en mi defensa?", se pregunta el ex mandatario (2003-2010), quien dejó el poder con una popularidad récord, tras dos mandatos en los que 30 millones de brasileños salieron de la pobreza.
Lula califica de "ilegítimo" al gobierno de Michel Temer (quien asumió la presidencia de Brasil el 31 de agosto de 2016 tras un golpe institucional contra Dilma Rousseff) y denuncia que "la pobreza crece y las perspectivas económicas del país empeoran cada día".
"Este gobierno ilegítimo corre en sus últimos meses para liquidar el máximo posible de patrimonio y de soberanía nacional", advirtió Lula.
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