Por Pilar Araque Conde, para Página/12
En la península, los impulsores del referéndum cuestionan "el pacto de los partidos mayoritarios".
"Las instituciones deben estar al servicio de la gente, por lo que los cambios van a venir por la reclamación popular en las calles", explica Iker Ibarrondo, uno de los voceros de Vallekas Decide, la plataforma que organizó el pasado mes de junio una consulta en el barrio madrileño para decidir si preferían república o monarquía como forma de Estado.
La iniciativa fue un éxito: participaron 7270 personas. ¿Y el resultado? 6490 ciudadanos dijeron sí a la república. Ibarrondo defiende que este proceso, que se inició en Vallecas, se traslade a otros municipios y ciudades. "Debemos ser humildes e ir poco a poco. Esperamos que el resto de iniciativas se hagan con la misma fortaleza, la misma solvencia y el mismo capital humano que tuvimos (200 personas)".
Esta plataforma "entregará el testigo a otro municipio", que se desconoce por el momento, a finales de año. Sin embargo, ya se han puesto en marcha otras iniciativas. En este sentido, los barrios madrileños de Aluche, Arganzuela o Vicálvaro; y las ciudades de la región Alcobendas, Leganés o Parla podrán opinar el primer fin de semana de diciembre sobre la forma de Estado. "Estamos bastantes contentos porque la cosa está avanzando", señala con optimismo uno de los promotores de esta consulta, Luis Gimeno Lopesino.
Público, además, ha impulsado esta cuestión a través de una campaña de firmas a favor del derecho a decidir sobre el modelo de Estado, una iniciativa a la que ya se han sumado casi 100.000 personas.
¿Es el momento de consultar a la ciudadanía?
Ibarrondo y Gimeno coinciden en que el panorama actual es "bastante propicio" para que una consulta así se materialice. "Se dan todas las circunstancias políticas para poner en jaque a la Transición del 78. Estamos presenciando un cambio de ciclo político en el que hay que cambiar ciertas cosas", apunta el segundo. No obstante, "siempre ha habido ganas", matiza el primero.
La Casa Real ha estado varias veces en el ojo del huracán. Una larga lista de episodios polémicos han suscitado el cuestionamiento de la institución monárquica. De hecho, el rey emérito Juan Carlos Iº se vio obligado a abdicar en su hijo para dar salida a la crisis generada por su cacería de elefantes en Botsuana y el caso Nóos, la trama por la que su yerno, Iñaki Urdangarin, ha sido condenado a casi seis años de prisión.
La pasada semana, varios medios publicaron unas conversaciones de la "amiga entrañable" del rey, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, con el excomisario Villarejo y el ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, en las que acusa a Juan Carlos Iº de usarla como testaferro, así como de recibir 80 millones de euros en comisiones por la construcción del AVE a la Meca.
Pese a todos estos escánadalos, los estudios sociológicos sobre la opinión de los españoles hacia la monarquía y, sobre todo, los relativos a otras formas de organización del Estado brillan por su ausencia.
El vocero de Vallekas Decide apunta que, "en lo fundamental y estructural, la situación sigue siendo la misma". En esta línea, agrega que "no son sólo los escándalos, -que también-, sino la estructura impuesta que no nos ha permitido decidir". La monarquía ha sido un régimen heredero del franquismo, "por lo que es hora de decidir si queremos que nos represente una familia o un ciudadanos elegido entre todos", recuerda Gimeno Lopesino.
El presidente del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid (FMCM), Miguel Ángel Muga, entiende que la monarquía tiene que desaparecer en un régimen democrático. "Que sea corrupta es un grado más, pero directamente este régimen es antidemocrático al estar impuesto por un dictador", defiende. Por eso, desde su organización consideran que un referéndum "no puede legitimar la monarquía" y añade que "el único sistema democrático que puede haber es la república".
Los principales problemas
Estos representantes señalan que el principal escollo para que una consulta oficial sobre esta cuestión se convierta en una realidad es el "pacto de los partidos mayoritarios", ya que "no están por la labor de cambiar las cosas", tal y como asegura Gimeno Lopesino.
En cuanto al Gobierno de Sánchez, "la postura es más de lo mismo", según considera Ibarrondo. Y remata: "Si el partido socialista de la Segunda República, o incluso el de la Transición, abriera los ojos, se sentirían cuanto menos extrañados del devenir de sus siglas".
Estos representantes critican que la formación que lidera Pedro Sánchez sea "republicana", pero al mismo tiempo apoye a la Casa Real. De hecho, el Gobierno "ni considera" las "grabaciones antiguas" de Corinna porque "afortunadamente" este hecho no afecta al actual jefe del Estado, Felipe VI.
Para lograr un consenso político capaz de revertir la pasividad de las instituciones españolas ante este histórico reto, Muga encomienda esta labor a los partidos no monárquicos: "que se pongan de acuerdo e impulsen la modificación de la Constitución".
No obstante, estas tres organizaciones lo tienen claro: "hay que crear un movimiento importante para que haya una voluntad política". Y esto no se produce de un día para otro, "pero creemos que será más temprano que tarde", sentencia Luis Gimeno Lopesino.
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