Una cámara de seguridad registró el momento en el que el policía de Avellaneda Luis Oscar Chocobar(30), quien el 24 de enero fue procesado por la Justicia por el delito de "homicidio agravado", dispara contra Juan Pablo Kukoc (18), uno de los ladrones que el 8 de diciembre atacó a puñaladas al turista Joe Wolek en La Boca para robarle su cámara de fotos y otras pertenencias.
En las imágenes se observa el momento en que Chocobar dispara contra Kukoc, quien corría de espaldas a una distancia estimada de 10 metros delante del policía. El hecho ocurrió a las 8:19 de aquel día y en la filmación aparece el ladrón en la huida. Iba agazapado, como protegiéndose de los tiros. En la mitad de la carrera, siempre de espaldas al agente, recibe los balazos que provocan su caída al suelo.
"La agresión a la que era pasible no era inminente, ya que de las imágenes captadas por el domo instalado en la esquina de Irala y Suárez se observa que al momento de recibir los disparos corría por esa última arteria, sin darse vuelta en ningún momento y se encontraba a varios metros de distancia del oficial", dice el juez Velázquez en su resolución.
A esa altura de los hechos, Kukoc ya había sido abordado por tres testigos, que lo habían perseguido cuando vieron el ataque a Wolek, y las heridas que el estadounidense había recibido. Los hombres lograron quitarle la cámara Sony que llevaba el ladrón, quien a pesar de eso, mantuvo su huida.
Estos testigos contaron al juez que Kukoc llevaba la cámara en una mano y la otra la tenía envuelta en una campera, y que cuando forcejearon para recuperar la cámara el asaltante hizo ademanes de que tenía un arma. En ese momento (ocurrido en la calle Irala, casi esquina Suárez) apareció Chocobar. Según figura en el expediente, el policía dio la voz de alto, y provocó que Kukoc reiniciara su carrera.
Chocobar disparó tres veces al aire pero Kukoc mantuvo la huida sin mirar atrás. Cuando el ladrón ya había pasado la esquina de Suárez, el policía le disparó al menos dos veces.
Kukoc fue trasladado al hospital Argerich, donde también estuvo Wolek, y el 12 de diciembre al mediodía murió, producto de los balazos en la región lumbar y en el muslo. La trayectoria de los impactos fue de atrás hacia adelante. Chocobar quedó detenido y fue liberado un día antes de la muerte del ladrón. Ese mismo día dijo: "disparé porque tuve que defenderme".
"Lo que hice fue visualizar al estadounidense, que levanta la mano. Cuando observo, lo estaban amedrentando o atacando. Eran dos hombres y salieron corriendo. Yo estaba a más de 50 metros. (Wolek) Estaba todo ensangrentado y hablaba otro idioma. Lo primero que hice fue llamar al 911", dijo aquel día a este medio Chocobar, quien continuó con su versión: "un grupo de personas ayudó y fueron a perseguir al hombre. Yo iba por detrás dando a conocer por teléfono a la Policía por dónde se escapaban. Tres personas atraparon al ladrón que se llevaba las pertenencias, pero veo que estaban en peligro porque este sujeto tenía algo entre las prendas. Entonces me acerco y doy la voz de alto y el sujeto corrió y ahí actué de oficio. Primero traté de salvar a los masculinos, y el sujeto se me vino encima y tuve que defenderme".
Según especialistas consultados por este medio, Chocobar no cumplió con los requisitos que exige el protocolo. Disparó con el sospechoso de espaldas, a una distancia de aproximadamente 10 metros, en un lugar donde no había otras personas a las que el ladrón pudiera generarles algún tipo de riesgo, y ejecutó los balazos con una sola mano.
"En el marco de una persecución o al intentar evitar una fuga, la fuerza letal sólo se puede utilizar como un último recurso cuando es necesario proteger la vida de alguna de las personas involucradas en el hecho, incluido el personal policial. No se trata de este caso. El robo ocurrió a más de tres cuadras del lugar en el que Chocobar disparó siete veces", señaló en un comunicado el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en el que también amplió el concepto: "si un funcionario estatal utiliza un arma letal de manera injustificada y ocasiona la muerte de una persona que no era una amenaza a la vida del policía o de una tercera persona, se trata de un hecho al que los sistemas internacionales de protección de derechos denominan ejecución sumaria o extrajudicial y constituye una violación de los derechos a la vida y a la integridad física".
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