La secretaria de Comercio Interior se queja por las dificultades para mantener "Precios Cuidados". Las diferencias con Agricultura por la baja de retenciones.
Paula Español, viene monitoreando de cerca la evolución del mercado de trigo con el objetivo de mantener lo más estable posible el programa "Precios Cuidados" que lanzó el gobierno en diciembre pasado. El tema es que la economista considera que el aumento de precios en los productos derivados de la harina se da, justamente, por la suba que registró el trigo en el mercado local.
Esta idea choca de lleno con la del ministro de Agricultura, Luis Basterra, que viene insistiendo que la incidencia del trigo y la harina en el precio del pan no llega al 20% y que las subas responden más bien a parámetros inflacionarios generales.
De hecho, Basterra es uno de los funcionarios que impulsan la baja de retenciones al trigo (del actual 12% al 9%) para dar una señal a los productores de cara a la próxima siembra y calmar los ánimos de los autoconvocados que impulsan protestas.
El formoseño sabe que una intervención en el mercado de trigo deprimiría los precios a los productores y se generaría, en definitiva, una menor cosecha con la consecuente caída en el ingreso de divisas (estimada en más de U$S 2400 millones en 2020).
Para Español, por el contrario, los derechos de exportación al trigo representan una herramienta clave para desacoplar los precios internacionales de los locales y lograr de esta manera anclar los alimentos de la canasta básica en las góndolas.
La funcionaria es criticada por sus pares en la Casa Rosada porque una intervención en el mercado de trigo consistiría, básicamente, en restringir las exportaciones que en diciembre y enero batieron récords históricos (unas 5,5 millones de toneladas).
En este contexto, la secretaria de Comercio Interior mantuvo una serie de reuniones con representantes de las empresas exportadoras y la industria molinera para analizar la posibilidad de volcar un volumen de trigo determinado al consumo local.
Los exportadores plantearon que la mejor solución sería lanzar una serie de líneas de créditos a través de bancos oficiales para que los fabricantes de harinas puedan comprar la materia prima y llegar mejor parados a la nueva cosecha.
Las tensiones en el mercado triguero se originaron por las dificultades que viene mostrando la molinería para acceder a partidas de trigo con calidad panadera en función de que los exportadores ya compraron 13,8 millones de toneladas.
Los últimos datos oficiales muestran que los molinos compraron 1,6 millones de toneladas de trigo sobre un consumo de 6,5 millones de toneladas con una cosecha estimada por el Ministerio de Agricultura en 19,5 millones de toneladas.
Voceros del Ministerio de Desarrollo Productivo, que conduce Matías Kulfas, negaron que la intención del Gobierno sea intervenir el mercado de trigo. "Estamos enfocados en aumentar la productividad garantizando el consumo interno", señalaron.
La semana pasada un molino del oeste de la provincia de Buenos Aires compró 150 toneladas de trigo con alta calidad panadera a un precio de $ 14.554 por tonelada, mientras que otro del norte bonaerense adquirió 120 toneladas a $ 14.500.
El precio máximo registrado, según la plataforma de SIO Granos, fue de $ 14.800 (unos 255 dólares al tipo de cambio oficial) para una partida de unas 30 toneladas con un mínimo de gluten del 30% y destino en el sector norte de la ciudad de Rosario.
En el recinto de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) el trigo disponible se negoció este lunes a $ 11.900 por tonelada versus $ 7.720 hace un año atrás. En el Mercado de Chicago (CBOT), en tanto, el valor del cereal cotiza a U$S 202.
En el campo, por su lado, rechazan cualquier tipo de intervención del Gobierno en el mercado aduciendo que no hay problemas de faltante de trigo y que lo único que producirá es una menor cosecha por baja de precios a los productores.
Al respecto, el titular de la Suciedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, dijo que "los productores no están reteniendo ni especulando. Hoy por hoy trigo sobra y si hay un problema de restricción lo deben resolver los exportadores y los molinos".
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