El cantante de folklore, creador de la canción "No vamo' a trabajar", tenía 87 años. Actor y humorista, decía que su función era alegrar a la gente en las etapas más difíciles.
La música popular argentina despide a uno de los integrantes más queridos, aquel que supo provocar una sonrisa desde la picardía que se esconde en un humor que, en un principio, asoma como ingenuo. Porque en las últimas horas murió el guitarrista Rodolfo Zapata, a los 87 años. El mismo que decía que su función era muy simple: "llevar alegría a todos" y especialmente "en momentos duros, donde no se la pasa bien".
"El no estaba mal, no tenía ninguna enfermedad de base: su corazón, su sangre y su presión estaban bien. Era una persona grande pero yo lo veía muy bien. Lo que sí empezó a pasar era que se dormía, se desmayaba, se caía… La doctora recomendó que estuviera con atención las 24 horas. Pero como él no quería ir a un geriátrico para que lo cuidaran, le mandé a hacer uno en su casa de Bella Vista. Eso duró una sola semana: después, falleció"., contó su hijo, el actor Guillermo Zapata.
Nacido en el barrio porteño de Nueva Pompeya el 10 de mayo de 1932, Rodolfo Zapata instaló en el imaginario colectivo la canción "No vamo' a trabajar", que lanzó en los 60. La compuso para la banda de sonido de una película, y cuando se hizo masiva (siendo parte, por ejemplo, del cancionero de muchas hinchadas argentinas), se encargó de advertir que "no tenía ninguna connotación política".
Zapata tocó sus primeros acordes en la guitarra a los 10 años, acompañado por su papá, y desde entonces se preparó para formarse como un artista multifacético: estudió guitarra clásica, folklore, dibujo y hasta danza. "Lo mío no fue una cosa improvisada, sino de toda la vida", solía decir.
Siempre contó que fue su padre quien lo formó y guió, tanto en la vida como en su carrera, al brindarle las mejores lecciones. "Me decía que me iban a aplaudir el carnicero y el almacenero, pero que yo también iba a necesitar al carnicero y al almacenero. Y repetía una mil veces que la fama es puro cuento. Que si algún día ganaba dinero, lo guardara. Y que el público siempre merece un autógrafo y un abrazo", recordaba Roldolfo.
Egresado del Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico, Zapata inició su extensa trayectoria a los 14 años, al debutar en la compañía teatral de los actores Olinda Bozán y Francisco Álvarez. En 1949 participó de la película Crisol de hombres, con Fernando Siro y Alberto Anchart, entre otros. Y si bien siempre estuvo vinculado con la canción, recién en 1962 ingresó a un estudio para grabar por primera vez: lo hizo con el tema humorístico "La Gorda", que fue popularizada por Los Chalchaleros.
"Esa canción me cambió la vida, me abrió la puerta de todo", destacaba Zapata, quien para 1965 ya tenía tres discos: "La Gorda", "No vamo' a trabajar" y "Regalito". El suceso fue tan grande que trascendió las fronteras, llevándolo a cantar a distintos países, incluido los Estados Unidos. A la par, seguía con el cine: en 1969 protagonizó Un gaucho con plata, con Fidel Pintos y Susana Bruneti. Y también llegó al teatro, en revista como Los Reyes del Tabarís, donde conformó un entrañable trío junto a Adolfo Stray y Dringue Farías.
Cuando en 2018 cumplió 86 años, este reconocido simpatizante de Huracán brindó una entrevista muy especial: se la concedió a Santo Biasatti y Amira Hidalgo, para Crónica TV. Y la periodista no pudo evitar las lágrimas durante el diálogo: es su nieta, nada menos. "Él sabe todo lo que significa para mí: básicamente, es mi papá. Me acompañó desde chiquita, siempre", dijo Amira, conmovida.
Durante el reportaje el músico hizo gala de conservar una memoria prodigiosa: recordaba a todas sus maestras de la escuela primera. Y contó que seguía ensayando todos los días, sin importar lo que pasara. Guitarra en brazos, acariciaba las cuerdas logrando que la música se hiciera sonrisa. La misma que exhibirá de inmediato quien escuche "No vamo' a trabajar". Porque ese será siempre el gran legado de Rodolfo Zapata: la alegría.
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