En menos de cuatro meses se duplicó la deuda por Leliqs del BCRA. Así lo reveló un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). En ese período, la deuda por este título a siete días creció un 98%, posicionándose en el orden de los $ 850.000 millones. Hasta ahora, ya se devengaron intereses por $ 119.549 millones para los bancos.
En 2018 se abandonó el esquema de metas de inflación, que fue el sistema rector de la política monetaria del régimen macrifascista durante dos años por causas como la insustentabilidad de la evolución de su instrumento de control monetario -las Lebacs- y el fuerte fracaso en reducir la inflación.
En ese contexto, el Banco Central reemplazó dicho instrumento por las Leliq (Letras de Liquidez), un título de deuda a siete días al que sólo pueden suscribir los bancos y que, según un informe de la Universidad de Avellaneda (UNDAV), creció un 98% en menos de cuatro meses, posicionándose en el orden los $ 850.000 millones.
En ese sentido, la aceleración del crecimiento de este instrumento es tal que ya se renuevan un promedio de $ 170.000 por semana, un 95% más que al inicio del régimen, lo cual suma presión sobre la hoja de balance del BCRA, sostiene el estudio y agrega que “si bien la tasa se redujo levemente, los intereses se siguen acumulando cada día, por lo que en menos de cuatro meses, ya se devengaron intereses por $ 119.549 millones para los bancos”.
Asimismo, remarca que si se compara esa masa de recursos pagada al capital financiero contra diferentes medidas de ingresos para los sectores populares, “se tiene que los intereses por Leliq equivalen a 2,7 millones de salarios mínimos, 3,2 millones de jubilaciones mínimas y 16,5 millones de asignaciones por hijo”.
“Los casi $ 120.000 millones pagados a los bancos en intereses superan largamente los presupuestos asignados para programas sociales de relevancia. Por caso, por cada $ 100 pagados de intereses de Leliq, se tiene un presupuesto de $ 38 para Ciencia y Técnica, de $ 20,4 para agua y alcantarillado, de $ 10,6 para políticas de vacunación, de $ 10,5 para políticas alimentarias, de $ 7,4 para industria y de 80 centavos para construcción de jardines, entre otros”, detalla el estudio privado.
Agrega que con todo, la rentabilidad del sistema financiero aumentó 20,1% por sobre la inflación en los primeros 11 meses del año pasado.
En otro orden, señala que a pesar de que el BCRA logró contener la cotización del dólar en el los últimos meses, “está el resurgimiento del carry trade como conducta inversora y especulativa, pero esta vez de una manera más fuerte y persistente: a través de las tasas de interés en torno al 60%”.
“Un simple plazo fijo online rinde casi un 50% anual, mientras el stock de Leliq en manos de los bancos no para de crecer. Así, la apuesta del Gobierno es jugarse todo a la estabilidad cambiaria, hasta que se fidelice el humor de los inversores y se vuelva a reactivar la economía por esa vía”, analiza.
No obstante, aclara que el costo de la apuesta luce muy alto ya que las altas tasas ahogan la financiación de inversiones y el consumo.
“Los préstamos al sector privado, por ejemplo, cayeron 19,4% en términos reales. Si la situación no se revierte, los problemas para el Gobierno aflorarán por otro lado, aún con el dólar planchado, tal como viene sucediendo. Y si la crisis de la economía real se profundiza, tarde o temprano tendrá impacto en la situación financiera, más teniendo en cuenta que estamos en un año electoral”, añade.
En tanto, destaca que “las altas tasas van acrecentando el stock de inversiones en moneda local, de muy corto plazo para correrse hacia el dólar y la inflación no cede, resurgiendo el problema del atraso cambiario”.
El informe de la UNDAV concluye afirmando que si bien el mercado ha evaluado la conveniencia de volver a la bicicleta financiera, “el riesgo de una corrida cambiaria de magnitud no ha cesado”.
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