viernes, 2 de noviembre de 2018

Acindar cierra la planta de Santa Fe

La empresa despidió a los últimos empleados de la planta de Navarro. Incertidumbre en la línea blanca y carroceras.


A principios del 2017, Acindar inició un proceso de achicamiento de su planta Navarro ubicada en el oeste de Rosario. Contaba con un plantel de 150 operarios y este miércoles echaron a los últimos 15 trabajadores.

Es que el primer retén que sufrió el impacto de la devaluación fueron las pymes, pero una vez rebasada esa variable ahora la crisis llega a las grandes empresas como Acindar. A la lista se suman la cadena de heladerías Persicco y la marca de cereales 3 Arroyos, que solicitaron la apertura de su concurso preventivo (ver nota aparte en esta misma edición). 

A los problemas de Persicco también se suman los de su competidor Freddo, que semanas atrás anunció el cierre de su planta en Balvanera y la tercerización de su producción. Entre los casos emblemáticos también están Molino Cañuelas -que quedó al borde e la quiebra- y el megacomplejo Al Río, ubicado en avenida Libertador y General Paz.

Ante el cierre de Acindar, la UOM activó las alertas y buscará que el Ministerio de Trabajo de Santa Fe declare la conciliación obligatoria y la empresa de marcha atrás con la medida. "Nos da 20 o 30 días para ver qué pasa", señaló Antonio Donello, secretario general del gremio metalúrgico.

De los 150 trabajadores con los que contaba Acindar en Navarro, unos 80 fueron reubicados en la fábrica de Villa Constitución mientras que otros 50 adhirieron al plan de retiros voluntarios ofertado por la empresa.

Los últimos 15 operarios que permanecían en la firma recibieron en la tarde del miércoles los telegramas donde les anunciaron el cierre definitivo de la sede rosarina. "Estamos atravesando una situación muy delicada debido a la caída del mercado interno y la profundización de la recesión", consideró Donello.

A su vez, desde la Unión Obrera Metalúrgica apuntan a la falta de inversión por parte de Acindar que había convertido a Navarro en una factoría poco competitiva. 

"El tren estaba mal alineado por lo tanto las barras tenía que enderezarse. Un laminado que se hacía con 50 operarios nosotros necesitábamos 70", explicó un empleado.

Sin embargo, lo que genera mayor preocupación en el sindicato es la caída del consumo interno, la falta de financiamiento y la inflación "que hace que no se reactive la economía", aseveró Donello.

En este marco, el dirigente gremial reconoció que hay preocupación en las otras ramas de la metalúrgica, sobre todo en la línea blanca y las carroceras.

Es que en Rosario está instalado el principal polo de producción de heladeras del país que demanda unos cinco mil puestos de trabajo. Sin embargo, por la caída en las ventas y el ingreso de las importaciones comenzó a impactar fuertemente en la actividad.

En la UOM advirtieron que en dos de las firmas más importantes, Bambi y Briket, peligran unos 600 puestos de trabajo mientras que en la industria carrocera hay incertidumbre por el destino de otros 500.

"Hay mil puestos de trabajo en riesgo en las próximas semanas si no se reactiva la economía doméstica y se paran las importaciones", advirtió preocupado el secretario de la UOM.

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