La gravedad de los incidentes durante los vuelos, las cancelaciones recurrentes y la reprogramación constante de sitios de aterrizaje parecen no ser causales de rescisión de las concesiones aéreas, sino todo lo contrario.
El plan de negocios de Flybondi en Argentina podría parecer un completo sin sentido: es la única compañía que funciona desde un aeropuerto que no reúne las condiciones de tal, de acuerdo a la legislación local e internacional; su flota está compuesta por dos aviones, alquilados y con más de 15 años de servicio; el año pasado resultó beneficiada con la concesión de más 100 rutas aéreas de las que, hasta hoy, sólo cubre una cuarta parte por falta de aeronaves; en sus primeros 8 meses de servicio en Argentina, ha tenido casi un centenar de cancelaciones, reprogramaciones y fallas mecánicas (algunas graves), hasta llegar a abortar un despegue desde Iguazú luego de la que cola del avión golpeara contra la pista.
En este escenario de precariedad técnica, la compañía se prepara para realizar formalmente el pedido de más de 300 nuevas rutas aéreas, que se sumarían a las más de 100 que ya tiene. Lo hará el próximo 5 de octubre, cuando el Ministerio de Transporte de la Nación y la ANAC lleven adelante una audiencia pública en la que las principales empresas de aviación comercial low cost pujarán por la obtención de permisos para operar en el país.
“La audiencia del próximo 5 de octubre es un procedimiento administrativo obligatorio en el que se tramitan los derechos de concesión de rutas, las cuales pertenecen al Estado nacional y se otorgan por plazos de 15 años. Allí se pueden pedir rutas ya existentes o nuevas, quedando el concesionario sujeto a la revisión, supervisación y control de la autoridad competente con respecto al correcto uso de las concesiones”, explicó el abogado Lucas Marisi.
En el caso de Flybondi, el letrado señaló que resulta “un despropósito el pedido de tantos nuevos destinos cuando todavía no ha llegado a cubrir una cuarta parte de lo que tiene otorgado. Por eso desde la organización Stop Flybondi denunciamos que la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) se ha convertido en un apéndice de esta compañía. Todo lo que pide se lo otorgan, a pesar de que ya ha mostrado que no tiene la capacidad logística, técnica, económica ni financiera como para respaldar semejantes pretensiones”.
En el mercado de aviación comercial, la capitalización de las empresas y el potencial de su crecimiento se calculan, entre otras variables determinantes, por la cantidad y diversidad de rutas habilitadas para operar ya que los destinos que se ofrecen dependen de procesos administrativos muy exigentes, con stándares internacionales, y difíciles de lograr.
Y en el caso de las empresas low cost, debido al elevado estrés de los aviones por su uso intensivo que da rentabilidad al negocio, los modelos de las aeronaves deben ser mucho más nuevos que en otros casos. “En cualquier país del mundo, las empresas low cost renuevan sus flotas en dos o tres años, mientras que Flybondi mantiene sólo dos con más de una década de funcionamiento", agrega Marisi.
A todo esto, cabe destacar que en las últimas horas la empresa low cost Norwegian, que lleva adelante el procedimiento para empezar a funcionar en Argentina, anunció su rechazo a la propuesta del ministro de Transporte de la Nación para operar desde el aeropuerto clandestino situado en la base Aérea de El Palomar por falta de infraestructura adecuada y acumulación de demandas civiles, medioambientales y penales que proliferan desde fines de año pasado contra Flybondi, la única que utiliza esa pista.
De allí que Norwegian ya comenzó a vender sus primeros pasajes para volar desde Aeroparque a partir del 16 de octubre, lo que suma un nuevo revés para la solitaria empresa Flybondi. En este sentido, cabe recordar que a instancias del juez federal Torres y del fiscal Federal Di Lello tramita una causa penal –conocida como Flybondi-Avianca- contra funcionarios públicos por la eventual comisión de delitos (tráfico de influencias, entre otros) en la concesión de rutas aéreas.
Fuente: Revista Andar
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