En medio del vaciamiento de la Salud Pública que lleva adelante el régimen macrifascista, aparece esta historia conmovedora. Daniela es docente, tiene un hijo de 6 años, trasplantado hepático; y el tatuaje fue una promesa y un agradecimiento.
“Bancaste tanto. Mirá todo lo que se bancó tu hijo. ¿No vas a bancarte unos pinchazos ahora?”. Daniela, de 43 años, escucha la frase, respira y junta fuerzas. La sangre le da miedo, los pinchazos le dan miedo. Pero este tatuaje lo vale.
Es un diseño especial: el frente del edificio del Hospital que le salvó la vida a su hijo, acompañado de laureles de victoria y el logo con el niño y la niña Garrahan, dos personajes que su pequeño de 7 años quiere y conoce muy bien. Y una frase que lo resume todo: “Eternamente agradecida”.
Tiene un amor de su vida que se llama Patricio, por Patricio Rey, y un primer tatuaje que le marcó la piel después de superar la primera tormenta: la frase “mi único héroe en este lío”, con letra cursiva negra en el brazo derecho. Pero no iba a ser ese el tatuaje más importante.
Tras el trasplante, nada fue fácil. Patricio sufrió dos rechazos y debió ser internado varias veces más. En mayo de este año, el análisis de hepatograma daba cifras alarmantes y Daniela se prometió a sí misma que sí, de nuevo, todo iba bien con Patricio -ya todo un muchachito de 6 años- esta vez iba a animarse a mucho más. Y así, en una casa de tatuajes de Morón, selló a fuego su agradecimiento por el Hospital Garrahan.
Hoy lleva el tatuaje a puro color en el brazo con el orgullo de ser “la primera mamá del grupo de mamás del Hospital que se tatuó al Garrahan y ahora me piden consejos, me felicitan, quieren hacerse lo mismo”.
Patricio fue trasplantado el 17 de julio de 2014 por el Servicio de Trasplante Hepático del Garrahan, en un operativo que duró más de 18 horas e incluyó un equipo de más de 40 profesionales, entre cirujanos, médicos, instrumentadores, enfermeros.
Los profesionales que atienden a Patricio destacan un hecho muy importante: el tatuaje no es una posibilidad para un paciente trasplantado. El motivo es que los pacientes trasplantados son inmunosuprimidos de por vida y, por ende, tienen un riesgo elevado de infecciones en caso de tatuaje o piercings. Daniela lo sabe y dice “mi tatuaje es un homenaje al Hospital y a él, que pasó por tantas cosas mucho más duras”.
En el Hospital Garrahan se realizan más del 50% de trasplantes pediátricos del país. El Servicio de Trasplante Hepático fue fundado en 1991 y fue el primero en realizar un trasplante hepático pediátrico en un hospital público en el país. Actualmente este servicio, comandado por Oscar Imventarza, lleva realizados casi 800 trasplantes, una de las cifras más altas en América Latina.
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